SEMANA II: EVANGELIOS

Lunes: «A vino nuevo, odres nuevos»


Evangelio de San Marcos 2,18-22

• Ante la pregunta de los discípulos de Juan y de los fariseos de por qué sus discípulos no ayunan, Jesús los sorprende con dos símbolos nupciales: él se presenta como novio y a sus discípulos como amigos del novio en plenas nupcias en las que corre el vino que ameniza la fiesta.

• «¿Es que pueden ayunar los invitados a la boda mientras el novio está con ellos?». «Nadie echa vino nuevo en odres viejos... A vino nuevo, odres nuevos».

• Desde antiguo los profetas usan la metáfora del esposo para referirse a Dios en el contexto de la alianza: Yahveh es el esposo, Israel la esposa. Jesús la usa aquí para decir que él es el esposo que viene a ocupar el lugar de Dios en una alianza nueva.

• El vino es símbolo del amor nupcial en el Cantar de los Cantares (1,2; 7,10; 8,2). Las bodas de Caná, en las que corre el vino en abundancia, son símbolo de la alianza nueva de Jesús. La parábola del banquete de bodas (Mt 22,1-14) es también un símbolo de la alianza nueva, consumada en Reinado de Dios más allá de este mundo.

• La metáfora del vino nuevo reaparece en la última cena: «Les aseguro –dice Jesús a sus discípulos– que no volveré a beber del fruto de la vid hasta el día en que beba el vino nuevo en el Reino de Dios» (Mc 14, 25).

• Una alianza nueva de Dios con la humanidad es una gran fiesta que inaugura tiempos nuevos. Lo viejo ha pasado, llega lo nuevo. Para festejarlo, vino nuevo. Este vino no puede echarse odres viejos de la vieja alianza. «A vino nuevo, odres nuevos».

• Al hablar del gozo de Dios que nos cautiva en una carta a un fraile joven, santa Catalina de Siena, se vale del exceso en el beber como metáfora del es gozo divino que hace perder la cabeza: usa:

• «Haz como el que bebe en exceso, se embriaga, pierde la cabeza y ni siquiera es capaz de verse. Seamos como el que está ebrio que no piensa en él sino solo en el vino que ha bebido y el que le falta para emborracharse».

• La oración medieval (c. s. XIII / XIV) «Alma de Cristo» usa esta metáfora para hablar de la unión mística con Cristo, especialmente en el momento de la comunión: «Alma de Cristo, santifícame. Cuerpo de Cristo, sálvame. Sangre de Cristo, embriágame. Agua del costado de Cristo, lávame…»

• En el primer tercio del Tiempo Ordinario de la Liturgia, durante la semana se lee el Evangelio de San Marcos. Conviene leer cuál es la perspectiva del Evangelista para seguir esta lectura (aquí)

 

Lectura: I Samuel 15,16-23

Este episodio de la vida de Saúl y Samuel es no solo desconcertante sino repudiable: presenta una imagen de un Dios arbitrario. ¿Qué ocurrió? Saúl debía hacer la guerra a Amalec, vencerlo y exterminar absolutamente todo: hombres, mujeres, niños de pecho, chiquillos, ovejas, camellos, burros, todo.

Saúl derrota a los amalecitas, pero perdona a su rey y a las mejores ovejas, vacas y todo lo que valía la pena para ofrecerlo a Señor en sacrificio.

La sentencia de Samuel es tajante: «¿Quiere el Señor sacrificios y holocaustos o quiere que obedezcan su voz? La obediencia vale más que el sacrificio; la docilidad, más que la grasa de carneros». Juicio terrible: «Por haber rechazado al Señor, el Señor te rechaza hoy como rey».

El episodio es absolutamente repudiable, no tiene explicación. Lo único que cabe pensar es que corresponde a una visión primitiva y cruel de Dios.

Siglos después, el Salmo 50 dará una justificación, esta vez sí justificable, de la primacía de una conducta religiosa y moral por sobre holocaustos y sacrificios. Leer el Salmo 50 (aquí)

 

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Reflexión: Julián Riquelme

• Contexto - Palestina, año 30: Muchos fariseos y discípulos del Bautista ayunan dos veces por semana: el lunes y el jueves (cf. Lc 18,12). Por su parte, Jesús y sus discípulos comen con publicanos y pecadores, gente considerada impura (Mc 2,13-17). - Roma, año 70: En medio de la persecución es más importante testimoniar el amor de Dios por todos que la observancia del ayuno.

• Sentido El Evangelio trata de la "Observancia del ayuno". En él se pueden distinguir las siguientes enseñanzas:

• Tiempos del Reino: tiempo "de bodas" (2,18-19). Las personas, que preguntan a Cristo: "¿Por qué tus discípulos no ayunan...?", lo hacen con un tono inquisitorio, de controversia y de reproche. Jesús responde a sus detractores citando un proverbio popular: "Durante una boda no se ayuna". Por lo demás, los profetas ya habían comparado la relación de Yahvé con su pueblo mediante el símbolo de la alianza matrimonial (cf. Os 2,14-20). Según esto, lo absoluto, que provoca la felicidad, es la comunión entre Cristo y los seres humanos; toda otra recomendación es para disponerse a que amanezca esta comunión.

• Los momentos difíciles pueden exigir un sufrimiento solidario (2,20). Las palabras de Jesús, que, en un primer momento, tienen una apariencia ascética, es decir, de práctica de perfección religiosa, no exigen ninguna ascesis concreta, sino que invitan a un compromiso doloroso, cuando se trate de hacer presente el amor de Dios entre quienes más sufren, o entre gente considerada pecadora.

• Criterios para la relación entre los cristianos y otros grupos religiosos (2.21-22). En primer lugar, los seguidores de Jesús han de cultivar una actitud pluralista en el contacto con los grupos religiosos centrados en una ley o una costumbre; de lo contrario, puede producirse un distanciamiento mayor con ellos (Mc 2,21: Símbolo del remiendo). En segundo lugar, los discípulos de Cristo han de respetar a quienes poseen una mentalidad cerrada; de lo contrario, puede destruirse esa mentalidad religiosa (Mc 2,22: Símbolo del vino).

Semana II: Martes (aquí)