CUARESMA: SEMANA I

Sábado: «Amen a sus enemigos, hagan el bien a los que los odian»


Evangelio de San Mateo 5,43-48

• «Amen a sus enemigos, rueguen por sus perseguidores». ¿Quién es capaz de vivir esta exigencia? Hay al menos uno que dijo en la cruz: «Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen».

• Antes que él, el Siervo de Yahveh de quien se dice en un Cántico de Isaías: «Él cargó con el pecado de todos e intercedió por los pecadores». Después de él, Esteban antes de morir apedreado: «Señor, no les tengas en cuenta este pecado».

• Son ejemplos extremos de amor heroico. Los ha habido a lo largo de la historia en el cristianismo, en otras tradiciones religiosas, en ejemplos de humanidad excelente.

• En nuestro caso, ¿cómo seguir, siquiera de lejos, los pasos de estos testigos del amor incondicional?

• Lo primero. No excluir a nadie de vivir en este mundo, no desear que nadie –mi enemigo, quien me hizo daño– desaparezca de la tierra, no enviar a nadie al reino de la muerte.

• Dice Jesús: «El Padre del cielo hace salir el sol sobre malos y buenos y hace llover sobre justos e injustos». Dios no excluye a nadie de la existencia ni siquiera a quien se aparta del él o se le opone.

• Lo segundo. No dejar a nadie fuera de lo que constituye nuestro medio natural de vida y crecimiento: la palabra. Pertenecemos al reino del «zoon logon ejon» que se traduce: «animal racional»; pero literalmente significa: «animal que tiene o usa palabra».

• Dice Jesús: «Si saludan solo a sus hermanos, ¿qué hacen de extraordinario?» Del conflicto bruto, sordomudo, se puede pasar a la discusión, el debate, la confrontación de ideas.

• Un ideólogo político mexicano, Carlos Castillo Peraza (+), decía que la política está hecha para pecadores estándar: hay maximalismos que agudizan conflictos, hay concertaciones que producen logros.

• Las disyuntivas integristas y fanáticas –o conmigo o contra mí– socavan la convivencia entre pecadores estándar.  Atizar la polarización política para acrecentar al propio poder, es envenenar de odio la convivencia y pervertirla, es la más grave corrupción moral de un liderazgo político.

 Jesús estuvo siempre del lado del amor incondicional, a favor del diálogo con los adversarios, con una disposición generosa de mente y corazón para incluir a los excluidos.

• Sobre el amor a los enemigos, leer el Testamento espiritual de Shahbaz Bhatti, católico, ministro de gobierno para las minorías, asesinado en Pakistán en 2011  (aquí).

 

Lectura: Deuteronomio 26,16-19

• «Hoy» es la palabra clave de este pasaje, se repite tres veces. Con ello se pone de relieve la actualidad de la Alianza entre Dios y su Pueblo. En sus orígenes, fue una promesa a Abraham y sus descendientes. El Señor la ratificó como alianza con Abraham. El momento culminante de este pacto sucedió en el Sinaí después de la Liberación de la esclavitud en Egipto y el Éxodo.

• El libro del Deuteronomio es varios siglos posterior a estos acontecimientos, corresponde al final del Reino de Judá que será conquistado por Nabucodonosor. El autor de este libro quiere que el Pueblo antes y durante el Exilio recuerde la Alianza de Dios con ellos y rarifique su compromiso de ser fiel. Doble compromiso: «Hoy te has comprometido a aceptar lo que el Señor te propone» «Hoy se compromete el Señor a aceptar lo que tú le propones».

 

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Reflexión: Julián Riquelme

• Contexto - Palestina, año 30: Los escribas y fariseos cumplían escrupulosamente la Ley, y acusaban a Jesús de no observarla. - Antioquía (Siria), año 80: Cristo es más que Moisés, porque invita a dinamizar la letra de las leyes, basándose en la amistad y el amor por todos (cfr. Mt 5,20).

• Sentido En el Evangelio “Continúan las primeras enseñanzas del Sermón de la Montaña, tematizando ahora la ira y el amor”:

• Antítesis frente a una enseñanza de entonces: “Ustedes han oído que se dijo: «Amarás a tu prójimo» y odiarás a tu enemigo. Pero Yo les digo: Amen a sus enemigos….” (Mt 5,42-47). Los líderes religiosos enseñaban: «Amarás a tu prójimo» y “odiarás a tu enemigo” (Mt 5,43). La primera parte está en el Lv 19,18 y se entendía más bien limitada a los pertenecientes a Israel; la segunda parte, el odio al enemigo, no está en la Biblia, sino en la regla de los monjes esenios de Qumrán; de ahí los maestros la extienden por las sinagogas de Palestina; su base es: los no pertenecientes a Israel son idólatras y, por tanto, enemigos de Dios… Para Jesús, hay que disponerse, desde el interior, a amar a todos los seres humanos sin distinción, porque así se llega a ser hijos e hijas de Dios (“Pero Yo les digo: Amen a sus enemigos, rueguen por sus perseguidores”, Mt 5,44). “Amen” no significa “sientan ahora pleno afecto”, porque el corazón no se manda como la mano, sino tratar de neutralizar, equilibrar y orientar el odio interior, que brota naturalmente con el agravio. Hacerle un favor y ayudarlo, si es necesario. “Rueguen por sus perseguidores”, equivale a orar por quien me ofende, es decir, pedirle a Dios el bien para esa persona, porque Él ama a todas las personas. Cristo ofrece como modelo la actitud de Dios Padre (“Así serán hijos del Padre que está en el cielo, porque Él hace salir el sol sobre malos y buenos, y hace caer la lluvia sobre justos e injustos”, Mt 5,45). Esto significa: primero, que Dios Padre, con su infinito amor, convoca a la felicidad a todos los seres humanos, sin hacer diferencias ni distinciones, con apertura total; y, segundo, que los discípulos han de ir haciendo suya la actitud del Padre, para llegar a ser “los Hijos de Dios” (cfr. Mt 5,9b). Hacer lo contrario, es negar en la práctica la paternidad de Dios (“Si ustedes aman solamente a quienes los aman, ¿qué recompensa merecen? ¿No hacen lo mismo los publicanos? Y si saludan solamente a sus hermanos, ¿Qué hacen de extraordinario? ¿No hacen lo mismo los paganos?”, Mt 5,46-47). Los “publicanos” trabajan por una felicidad superficial, al juntarse por intereses económicos. Los “paganos” significan el común de la gente, que, por lo general, se preocupan solo de su familia, y no de la Felicidad que Dios desea y ofrece para todos. En resumen: Jesús pide cultivar la actitud de Dios Padre, para con todos los seres humanos. Lección: Desapegarnos del prestigio, el dinero y el poder, ayuda a encontrar la imagen de Dios Padre en nuestros corazones.

• Síntesis de la primera parte del Sermón del Monte: Caminar hacia la perfección. “Por lo tanto, sean perfectos como es perfecto el Padre que está en el cielo” (Mt 5,48). En el amor a los enemigos se va verificando si caminamos o no hacia la perfección. Esfuércense en ir canalizando en el ahora el amor pleno y perfecto del Padre. Dios es Padre de todos los seres humanos, porque actúa con todos como un Padre; pero no todos los seres humanos son plenamente sus hijos, porque no todos se asemejan a Él en sus actitudes. Mensaje: Para nosotros, los seguidores de Jesús, la perfección consiste en no ser sectarios sino abiertos para colaborar en la humanización de todos.

Domingo II de Cuaresma (aquí)