EVANGELIO DOMINICAL

Domingo de Ramos de la Pasión del Señor


Lecturas: Isaías 50,4-7; Filipenses 2,6-11; Marcos 11,1-10 y cc. 14 y 15

Botón homilético – Francisco Quijano

• Segundo año en que celebramos la Semana Santa con las limitaciones que impone la pandemia. Hay que tratar de vivirla en casa leyendo la Sagrada Escritura y comentándola en familia.

• Estos Días Santos que culminan en la Vigilia Pascual y el Domingo de Resurrección son tiempo propicio para compenetrarse de la tragedia humana y de su pasmoso desenlace sobrehumano.

• Presentamos una guía breve para meditar las lecturas de Isaías, Pablo y Marcos que corresponden al Domingo de Ramos.

• Isaías. Canto del Siervo de Yahveh. Con él tener oído y lengua de discípulo, aprender qué es lo que está en juego en la tragedia de la violencia humana y de sus víctimas. ¿Quién se hace cargo de esta humanidad violenta, de sus crímenes, de sus víctimas?

• Pablo. Himno pascual palestino. Canta el misterio de la tragedia humana y su desenlace sobrehumano. Cristo se vacía de su divinidad, asume nuestra humanidad y es despojado de ella por el crimen. El amor de Dios penetra la vileza del crimen y vence la muerte con la gloriosa resurrección de Cristo, el Señor.

• Marcos. Jesús entra en Jerusalén como rey de paz. La Pascua judía era memorial de la liberación de la esclavitud en Egipto. Jesús participa en este memorial, la gente lo exalta como mesías triunfador. Jesús entiende que él es un siervo que entrega su vida por amor al Padre y a nuestra humanidad.

• Marcos. Pasión de nuestro Señor Jesucristo. El relato comienza con la mujer que unge a Jesús, de la cual se dirá: «En cualquier parte del mundo donde se proclame la Buena Noticia, se mencionará lo que ella ha hecho». La pasión concluye con un soldado romano que dice al ver morir a Jesús: «Realmente este hombre era Hijo de Dios».

• Entre el cariño de una mujer y la confesión de fe de un soldado, discurre toda la tragedia de nuestra humanidad concentrada en Jesús y quienes estuvieron al rededor suyo en su pasión y muerte.

 

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Dos visiones enfrentadas – Jesús Espeja OP

1. Significativamente el Mesías libertador esperado no llega montado sobre un caballo como los poderosos del mundo, sino en un asno signo de la mansedumbre y de la humildad.

Quienes iban delante de Jesús y quienes lo seguían iban gritando vivas: ¡Hosanna! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor!” (Mc 11,9). “Algunos fariseos que iban entre la gente, le dijeron: “Maestro, reprende a tus discípulos” (Lc 19,39).

2. La sociedad judía donde nació, creció y murió Jesús de Nazaret, soñaba con una liberación definitiva; ese anhelo utópico de una felicidad sin sombras que todos llevamos dentro. Aquella sociedad judía era religiosa; esperaba que la liberación fuera obra de un Mesías enviado por Dios. Pero había dos visiones sobre el mesianismo.

Según la visión de muchos, el Mesías llegaría con poder para satisfacer las carencias del pueblo judío y liberarlo de sus enemigos. Lo importante era cumplir ritos y normas religiosas. Una visión muy común en aquella gente, que, al ver la multiplicación de los panes, aclaman a Jesús y quieren hacerle rey.

Pero la conducta y la trayectoria de Jesús hablan de otro mesianismo; de otra visión, y de otro camino hacia la utopía de la liberación y de la felicidad. No es la lógica del poder, que se impone por la fuerza ni los ritos religiosos en convivencia con esa lógica del poder, El camino es el amor, que sirve a los demás y se da gratuitamente para el bien de los otros.

Son las dos visiones, que vemos en el Evangelio. “La multitud de discípulos”, los sencillos, escuchan, acogen y saltan de alegría celebrando el mesianismo del amor, que Jesús practica y propone. Pero los soberbios arrogantes – tipificados en “los fariseos”- apegados a sus privilegios sociales, siguen obsesionados en ser dueños de la situación, no toleran que los sencillos aclamen a Jesús y acaban condenando al verdadero Mesías.

3. Abrimos la semana santa en el enfrentamiento de estas dos visiones. En un mundo globalizado con exclusión, se ha impuesto la lógica del poder, del mercado y del descarte. Estamos lanzados a un progreso técnico sin precedentes y desbocado, abrigando incluso la pretensión de crear una inteligencia artificial, que sea otro modelo superior de ser humano; en esa pretensión un poco ilusoria empleamos los recursos, que necesitan millones de personas para sobrevivir. Cuando este “superhombre” se cree dueño y señor único del universo, un virus lo encierra en casa y lo deja desarmado ¿No será una indicación para que cambiemos de mentalidad y de lógica en el camino de nuestra liberación? El enclaustramiento forzoso de estos días puede ser oportunidad para responder a este interrogante.

Lunes Santo (aquí)