ARTE, POEMAS E IMÁGENES

La Tavola della Mascarella


En la iglesia de Santa Maria della Mascarella de Bolonia se conservó por años la pintura de una larga mesa en la que aparece santo Domingo de Guzmán flanqueado por cuatro docenas de frailes dispuestos en parejas. Es la representación más antigua del Fundador de los Predicadores, se la puede datar quizá pocos años posterior a su canonización el año 1234.

A este notable valor iconográfico de la Tavola Mascarella se le asocia otro de carácter hagiográfico y litúrgico. Según una tradición boloñesa que se remonta al siglo XV, esta mesa se ha identificado con la mesa del refectorio en la cual Domingo multiplicó el pan para sus hermanos.

El milagro de los panes es recordado por fray Rodolfo de Faenza en las Actas del Proceso de Canonización de Bolonia (1233): «Ítem, dijo que cuando faltaba en casa el pan u otro alimento o el vino, se dirigía a fray Domingo y le decía : "No tenemos pan o vino". Y él respondía: "Ve y ora, porque Dios proveerá". Este testigo iba a la iglesia a orar y fray Domingo le seguía a menudo. Así Dios quería que tuvieran siempre sustento suficiente. A veces por orden suya, ponía en la mesa un poco de pan que tenían, y el Señor añadía lo que faltaba».

Según otra versión más florida, dos frailes que fueron enviados a mendigar regresaron al convento sin haber recibido nada. Entonces, santo Domingo oró al Señor y dos ángeles aparecieron en el refectorio con dos canastos llenos de pan. Así que la Tavola della Mascarella puede ser considerada como una reliquia del milagro de los panes.

Debido a modificaciones y retoques, la obra ha perdido su aspecto original que puede, sin embargo, ser reconstituido. Inicialmente, tenía una longitud extraordinaria de 5.76 metros; de altura mide unos 44 centímetros. Tenía una inscripción ahora perdida a lo largo de la parte inferior del panel de madera.

La obra presenta a santo Domingo y sus hermanos ante una mesa ricamente decorada con panes y diversos enseres, platos, cuchillos, jarras, copas. Una serie de arcos y columnas ricamente decorados enmarca a grupos de dos frailes, con la excepción de Domingo que ocupa el centro él solo; pero no destaca por sobre los demás frailes, su figura es solo ligeramente mayor y tiene una aureola. Se le muestra como un personaje de una escena narrativa, no como una figura icónica y aislada. La mesa parece celebrar más bien a la Orden de Predicadores en su conjunto que a su Fundador, a quien se representa como primus inter pares.

Este convivio fraterno expresa la perspectiva y el estilo de la predicación dominicana. Unos años después en la Suma de teología, santo Tomás de Aquino va cifrar la espiritualidad cristiana en la amistad que Dios nos brinda al compartir con nosotros su felicidad.

El Maestro de la Orden, fray Gerard Timoner III, se ha valido de este icono para proponer el lema del Octavo Centenario de la Pascua del Fundador de los Predicadores el mismo día en que celebramos la Transfiguración del Señor, 6 de agosto: A la mesa con santo Domingo.