EVANGELIO DOMINICAL

Domingo 32º durante el año


Lecturas: I Reyes 17, 10-16 / Salmo 145, 7-10 / Hebreos 9, 24-28 / Marcos 12, 38-44

Botón homilético – Francisco Quijano

• Nada más intolerable, abyecto, reprensible que ser representante oficial de la ley, y de una ley religiosa, y ser a la vez su detractor, profanador, más aún, valerse de ella para dominar, oprimir y despojar a la gente pobre.

• Sucedía en tiempos de Jesús con los “maestros de la ley”. Sucede hoy en día en instituciones religiosas, políticas y civiles. Es una de las peores lacras de la humanidad. Hacerlo, además, so pretexto de rectitud moral, legitimidad política y ejemplaridad cívica.

• Este pecado atenta directamente contra Dios, su bondad y su amor. Atenta contra la dignidad humana y los fundamentos de la convivencia social. Es la distorsión más grave que afecta a nuestra condición humana tal como se vive en nuestro mundo.

• El remedio no puede ser sino radical: una inversión completa de valores, un trastrocamiento íntegro. La viuda pobre realiza un acto profético cuya energía nuclear destruye cualquier embuste religioso y político.

• Quienes buscan subvertir estructuras injustas recurren a veces a la violencia que las exacerba. Solo actos de generosidad como el de la viuda pobre irradian la luz que permite desenmascarar el embuste, socavar de raíz la jactancia y emprender reformas.

• El acto de la viuda en su despojo es un gesto profético que anticipa el acto supremo de Jesús que trastoca nuestra arrogancia: «Conocen la generosidad de nuestro Señor Jesucristo, que siendo rico, se hizo pobre por nosotros para enriquecernos con su pobreza» (Pablo a los Corintios I, 8, 9).

• El gesto de la viuda y el acto supremo de Jesús irradian una luz semejante: Dios en Jesús nos enriquece, no con su riqueza divina, sino con su pobreza humana. Nos enriquece con el despojo, no sólo de su divinidad, sino también de su humanidad.

• Bajo esta luz hay que ver el gesto de la pobre viuda que echa dos moneditas en las arcas del templo. Es la sorprendente paradoja de que Dios nos enriquece, no con su riqueza divina, sino con su pobreza humana.

 

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Claves para la homilía – Julián Riquelme

• Contexto - Palestina, año 30: Realizada la “purificación del templo de Jerusalén”, Jesús enseña que la ostentación religiosa de los dirigentes del pueblo, distorsiona la imagen de Dios como Padre, e impide el crecimiento de las personas. - Roma, año 70: Durante la persecución, lo que importa en los actos religiosos, es la actitud de autenticidad ante Dios y de amor al prójimo, porque humaniza y libera a los otros.

• Sentido Este resumen del Evangelio de Marcos trata de “la actitud básica que debe animar nuestros actos religiosos”. Contiene tres temas:

• Crítica a los falsos escribas (12,38-40). Primeramente, el Nazareno advierte contra el afán de prestigio de los maestros de la ley. Después, describe su ambición, que les lleva a la apropiación indebida de bienes y posesiones; a veces mezclan la oración con su actuación depredadora. Por último, con frase apocalíptica, los llama a la responsabilidad, pues su actitud daña a los sencillos. Lección: Cuando los dirigentes religiosos no manifiestan el amor a Dios y al prójimo, el Dios liberador aparece como un dios legislador y opresor, que esclaviza al pueblo.

• Descubrimiento de la vanidad de los ricos (12,41). El “gazofilacio” o “sala del tesoro” era el lugar del templo, donde se almacenaban las ofrendas. Parte de estos donativos se destinaban a ayudar a los necesitados. “Muchos ricos daban en abundancia”: En griego y en latín dice “arrojaban”, “tiraban”. Grandes embudos de bronce, con amplia boca, en forma de bocina, recibían las monedas, que podían ser lanzadas desde una distancia considerable. A varios ricos les gustaba oír el chocar de sus monedas con esos grandes embudos. Moraleja: El orgullo, la vanidad y la prepotencia en los gestos religiosos, crean temores en los sencillos; por tanto, esclavizan y no liberan.

• Alabanza de la viuda pobre (12,42-44). “Colocó dos pequeñas monedas de cobre”: Una cantidad mínima. El Evangelio no cuestiona ni valora la limosna desde el punto de vista del necesitado, porque la ofrenda de la viuda no iba a solucionar ninguna necesidad. Se trata de otro punto de vista. “Les aseguro que esta pobre viuda ha puesto más que cualquiera de los otros”: Dios mira más el corazón que las apariencias (1 Samuel 16,7). La viuda supera a cualquier escriba y a cualquier rico, porque éstos aportan desde la ostentación, mientras que ella da desde el amor. Su entrega es más auténtica. “Dio todo lo que tenía para vivir”: Ella da todo lo que posee, cuanto necesita para la subsistencia en el día presente. Se resiste a la vanagloria en lo religioso. Para Cristo, en la ofrenda lo decisivo no es la magnitud de los dones, sino el desprendimiento de la persona que la da; porque el egoísmo y el amor son como dos platillos de la misma balanza; no puede subir uno, si no baja el otro. Mensaje: Si mi limosna no disminuye mi egoísmo, no tiene valor ante Dios. Sin desapego, sin desprendimiento, es imposible adorar al Dios creador y liberador de los seres humanos.

Semana XXXII – Lunes (aquí)