Lunes Santo: El Perfume


Evangelio de San Juan 12,1-11

• Tres personajes mudos, y en su mudez elocuentes, intervienen en la Pasión del Señor. Lunes Santo: El Perfume. Martes Santo: La Noche. Miércoles Santo: Treinta Monedas. Estos personajes envuelven a Jesús en los últimos días de su vida sin decir palabra.

• «Perfume de mujer». No es la célebre película en la que un ciego baila con su pareja un magnífico tango. Es el perfume de una mujer cuyo aroma llega hasta nuestros días.

• San Juan: «María, tomando una libra de perfume de nardo puro, muy caro, ungió los pies de Jesús y los secó con sus cabellos. La casa se llenó de la fragancia» (12,3). Un aroma que se siente.

• San Marcos: «Una mujer con un frasco de alabastro de perfume de nardo puro, de gran precio, quebró el frasco y lo derramó sobre su cabeza» (14, 3). Un sonido seco y una esencia que se esparce.

• San Mateo: «Una mujer con un frasco de alabastro de perfume muy caro, lo derramó sobre su cabeza». (26, 7). Una caricia y un perfume que se vierte.

• ¿Qué aroma es este? Según Marcos y Mateo, Jesús dice de esta mujer (Mc 14, 9; Mt 26, 13): «Dondequiera que se proclame la Buena Nueva, en el mundo entero, se hablará también de lo que ella ha hecho para memoria suya». Según Juan alude al efecto del perfume: «La casa se llenó de fragancia».

• San Pablo asocia el anuncio del Evangelio al aroma que se difunde: «Doy gracias a Dios que siempre nos hace participar de la victoria de Cristo y por nuestro medio difunde en todas partes el aroma de su conocimiento» (II Cor 2,14).

• María representa a las mujeres en el anuncio de la Buena Nueva. Ellas difunden el Evangelio como «perfume de mujer», cuyo aroma llega hasta nuestros días. Un perfume que no se ve, no se oye, no se palpa: solo se siente su fragancia.

 

Lectura: Isaías 42,1-7

• Los cuatro Cánticos del Siervo de Dios del Segundo Isaías se leen en Semana Santa: lunes, martes, miércoles y viernes. Su intensidad lírica y dramática es notable, la hondura de la experiencia de fe que proclaman es notabilísima. Su autor, anónimo, expresa en ellos una confianza en Dios a toda prueba, que prefigura la de Jesús en su pasión.

• El momento histórico es el destierro de los judíos en Babilonia a mediados del siglo VI aC, cuando comenzaba el ascenso de Ciro, rey de Persia, que venció a los medos (550 aC), conquistaría Babilonia (539 aC) y permitiría la repatriación de los judíos (538 aC).

• Este es el periodo más crítico del pueblo israelita que vivió una crisis política pero sobre todo una crisis de fe: se había acabado su historia y su futuro. Es el momento de renacer a la fe en el Dios Único y retornar a su tierra para comenzar una nueva etapa.

• El Cántico Primero manifiesta la vocación del profeta. Se escucha una voz que dice: «Miren a mi siervo, a quien sostengo, mi elegido, en quien se goza mi alma; sobre él he puesto mi Espíritu». Estas palabras habrán de resonar en el Bautismo de Jesús que lleva a culminación lo prefigurado en este profeta anónimo seis siglos antes.

• El profeta es llamado a cumplir una misión de convencimiento por su testimonio, sus actitudes, su palabra. Su misión manifiesta la fidelidad a Dios, esa es su fuerza, no el poder sobre los demás.

• El personaje pricipal del relato es Dios, Creador y Señor de la historia. Esta confesión de fe es peculiar del Segundo Isaías, es la renovación de la fe del pueblo que había vivido en medio de otro pueblo que tenía sus dioses.

• Dios vuelve a presentar a su siervo: «Yo te he llamado para la justicia, te tomado de la mano, te he formado». Dios que se ocupa personalmente de su siervo, así lo hace con cada uno de nosotros. La misión del siervo es ser alianza, crear comunión, ser luz de las naciones; su misión es universal.

 

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Reflexión: Jesús Espeja OP

Humanismo versus economicismo

1. Tenemos aquí una catequesis bien singular. Hay dos intereses. Uno el de María: expresar el amor gratuito, empleando los propios recursos, para manifestar su delicada generosidad, y hacer agradable la vida del otro. Muy distinto es el interés de Judas: engrosar el caudal de la bolsa, poniendo como pretexto su atención a los pobres. Un interés humanista, que pone como centro y fin la dignidad de la persona humana; y otro interés economicista, capaz de utilizar irreverentemente al indefenso, para ganar más dinero.

2. Leyendo los Evangelios, vemos que esta fue la alternativa, que planteó Jesús: o amar a Dios en los seres humanos, que son su imagen como hizo el buen samaritano; o amar al dinero, acaparando para sí, como aquel rico insensato, que llena a rebosar sus graneros, y se echa a dormir tranquilo e insensible a la necesidad sufrida por sus vecinos. Como buen samaritano, Jesús de Nazaret, movido a compasión, salió continuamente de su tierra, y se puso al lado de los excluidos; así proclamó la dignidad de toda persona y señaló el camino para la verdadera humanización: quien gaste su vida para que todos vivan con dignidad, “la gana”, se realiza; pero quien se la guarda egoístamente, “la pierde”, no se realiza como persona. Un nuevo humanismo, que no toleraron las autoridades religiosas judías: ellos buscaban su seguridad en ritos y cumplimientos de la religión, encubriendo su ambición económica. Su fiebre posesiva pretendió ahogar la humanización plena, eliminando al portador de ese Evangelio.

3. El corona-virus, las tensiones políticas y la invasión rusa a Ucrania, ponen en cuestión a una sociedad, que, lanzada en un ciego economicismo, está sufriendo el deterioro en las personas y en las relaciones humanas. Una sociedad deshumanizada por la lógica de la comercialización cada vez más insoportable.

Esta situación, que estamos sufriendo, traerá dura crisis económica. Para procesarla ¿seremos capaces de abandonar la lógica de la comercialización, para crecer en más humanidad? La respuesta es libre, pues hemos sido puestos en manos de nuestra propia decisión.

Martes Santo (aquí)