EVANGELIO DOMINICAL

Domingo 23º durante el año


Lecturas: Sabiduría 9,13-18 / Salmo 89,3-6.12-14.17 / Filemón 1,9-10.12-17 / Lucas 14,25-33

Botón homilético – Francisco Quijano

• Jesús va caminando decidido hacia Jerusalén. Una multitud lo sigue, la mayoría sin saber a qué va, sus discípulos quizá lo intuyen. Jesús se detiene para hacerles una advertencia drástica:

• «Si alguno quiere seguirme y no odia a su padre y a su madre, a su esposa, a sus hijos… es más, a sí mismo, no puede ser mi discípulo». «Odiar», es la palabra de origen semítico que usa Lucas, a nuestros oídos suena brutal.

• Jesús, que practica el amor incondicional, ¿puede pedir a quienes se animan a seguirlo que odien a su familia? ¿Puede contradecir el mandamiento: «Amarás a tu prójimo como a ti mismo»? ¿Oponerse al cuarto mandamiento: «Honra a tu padre y a tu madre»?

• Jesús se refiere a una decisión radical. ¿En qué consiste? El círculo familiar, los vínculos de sangre, los lazos basados en afinidades, en suma, las relaciones que nos constituyen como seres sociables, pueden degenerar en identidades estrechas: yo, mi gente, frente, contra, al margen de la otra gente.

• La literatura y el cine revelan esta visión estrecha, cerrada, de los lazos familiares. La tragedia de Romeo y Julieta de Shakespeare, debida al odio entre los Montesco y los Capuleto, termina en la muerte de los amantes.

• El drama musical Amor sin barrerasWest Side Story – célebre por la música de Leonard Bernstein, termina en tragedia de Tony y María, por la lucha irreconciliable de una pandilla de blancos nativos contra una pandilla de puertorriqueños en la isla de Manhattan.

• Jesús rompió con esa visión miope de la vida y sus vínculos mezquinos. Cuando estaba enseñando y le avisan que lo buscan su madre y sus hermanos, responde: «Mi madre y mis hermanos son estos que oyen la palabra de Dios y la cumplen». Seguir a Jesús implica recomponer los lazos familiares a la luz de su palabra.

• Los vínculos identitarios cerrados sobre sí pueden irrumpir en la política y la cultura. El sociólogo polaco Zygmunt Bauman caracteriza los tiempos que corren con la «metáfora de la liquidez», los cuales son paradójicamente caldo de cultivo de visiones y políticas aferradas a identidades. Para seguir con la metáfora: son rocas firmes de identidad en la fluidez de movimientos refundacionales.

• Cultivar tradiciones y costumbres fortalece la identidad y proporciona seguridad, pero también puede provocar reacciones defensivas, propiciar ideologías fundamentalistas y posiciones autoritarias.

• Hoy en día se presenta en la política esta disyuntiva: democracia + diálogo + inclusión o autoritarismo + imposición + exclusión. Y ¡ojo! esto también ocurre dentro de la Iglesia.

 

Lecturas: Sabiduría y Filemón

• El Sabio del siglo I aC reflexiona sobre las limitaciones del conocimiento humano: «Los pensamientos de los mortales son inseguros y sus razonamientos pueden equivocarse». Sabia sentencia. Entonces, ¿se puede o no tener conocimientos más o menos acertados, sea en la ciencia o en la filosofía o en la política?

• Nuestra inteligencia se ordena al conocimiento de la verdad. Conseguimos este conocimiento a duras penas. Cuando uno se encierra en sus pensamientos, las dificultades crecen. El diálogo, la conversación, la escucha contribuyen a nuestra búsqueda de acuerdos para convivir en paz respetándonos. Vivimos por desgracia tiempos de desacuerdos, polarizaciones, descalificaciones, insultos que no auguran nada bueno.

• En su Carta a Filemón, un amo griego a cuyo servicio estaba el esclavo Onésimo, es un magnífico ejemplo de cómo habérselas para respetar la dignidad de las personas y su libertad en un contexto cultural y político que justificaba la esclavitud.

• Con el tiempo y las luchas libertarias, esta justificación de la esclavitud que generó crímenes infames y despojo de su humanidad a los esclavos, han llevado a las políticas actuales basadas en los derechos humanos básicos. Hay todavía injusticias lacerantes, pero la humanidad va por buen camino contra ellas.

 

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Claves para la homilía: Julián Riquelme

• Contexto - Palestina, año 30: En la subida a Jerusalén, Jesús advierte al gran gentío sobre las dificultades que incluye un auténtico seguimiento. - Grecia, año 80: Si los bautizados no tienen una disponibilidad total para vivir y practicar el Evangelio, no puede haber seguimiento de Cristo.

• Sentido El Evangelio habla de "las exigencias del seguimiento de Jesús". Hay que tener en cuenta que las lenguas, hebreo y arameo, carecen de comparativos y superlativos, por eso usan las exageraciones para expresar una idea. En el texto se pueden distinguir, al menos, tres puntos:

• Primera exigencia: Posponer a la propia familia (14,25-26). La clave está en la frase: “…y hasta su propia vida”. El amor al “yo” encerrado sobre sí mismo desemboca en el egoísmo. Este “yo” cerrado puede empeorar más su situación por el amor preferente a la propia familia del discípulo, excluyendo o minusvalorando a otras personas. (Distinto es cuando los familiares ejercen oposición o rechazo al bautizado por adherir a Cristo). Lección: Seguir a Jesús enseña a amar más y mejor a nuestros familiares.

• Segunda exigencia: Aceptar la propia cruz (14,27). Esta expresión es símbolo de todas las dificultades, que puede encontrar quien decide seguir a Jesús. Es aceptar la propia soledad, y la oposición hecha a los discípulos del Nazareno en las sociedades, que no valoran la vida humana de todos. (Aquí ingresa el tema de la oposición y el rechazo de la familia a quien opta por Cristo). Una vez emprendido el camino de Jesús, todo lo que impida seguir adelante hay que superarlo cueste lo que cueste. Moraleja: ¿Estoy dispuesto a cargar la cruz junto con el Señor?

• Dos parábolas y la tercera exigencia (14,28-33). a) Parábola de la torre (Lc 14,28-30): Es inútil lanzarse a una construcción, si no se cuenta con los medios para llevarla a cabo; si uno lo hace, se reirán de él; en otras palabras: para ser discípulo, hay que reflexionar antes si uno está dispuesto a darle la primera prioridad a Cristo en la propia vida.- b) Parábola de la guerra (Lc14,31-33): Si a uno le es imposible ganar una guerra, sin embargo es capaz de "enviar legados para pedir condiciones de paz" (14,32), ha de realizar esto último; su aplicación insinúa que la meditación orante es fuente para llenarse de fuerzas en el seguimiento del Señor (cf. Sb 9,13-19); en ella descubriremos que el compartir es primero, y que el tener posesiones viene después.- c) Tercera exigencia: Renunciar a todo lo que se posee (Lc 14,33). Más que renunciar, es una oferta de plenitud; es optar por lo que es mejor para mi crecimiento personal, que redunde a la vez en el bien de los demás; no es una exigencia de Dios, sino una exigencia de nuestro verdadero ser; se trata de elegir entre las seguridades, que da la posesión de cualquier bien, o el alcanzar mayor grado de humanidad. Mensaje: ¿Siento que soy verdadero (a) discípulo (a) de Jesús?

Semana XXIII: Lunes (aquí)