Lecturas: Hechos 2,42-47 / I Pedro 1,3-9 / Juan 20,19-31
Botón homilético: Francisco Quijano
• Tres resonancias y armonías clave en esta manifestación de Jesús resucitado: el soplo creador, las llagas gloriosas, la felicidad de la fe.
• Dice el libro del Génesis en clave mítica: «El espíritu de Dios se movía sobre la superficie de las aguas» (1;1). Dice el libro del Génesis en clave artesanal: «El Señor Dios modeló al hombre con arcilla del suelo, sopló en su nariz aliento de vida, y el hombre se convirtió en un ser vivo» (2,7). Esa es la creación primera.
• Dice el Evangelista en clave de conjuro: «Jesús sopló sobre ellos y les dijo: ―Reciban el Espíritu Santo». Ese soplo es el Espíritu de Dios. Ese Espíritu es el que Jesús exhaló al momento de morir en la cruz. Esa es la creación nueva.
• La primera creación es el origen, la creación nueva es el fin. En la resurrección de Cristo tenemos condensado nuestro destino último: ser humanidad gloriosa.
• «Por sus santas llagas gloriosas nos proteja y nos guarde Jesucristo nuestro Señor». Palabras que se dicen al colocar los granos de incienso en el cirio pascual.
• ¿Por qué Jesús muestra sus llagas? ¿Por qué se graban en el cirio pascual? ¿Por qué son santas, por qué gloriosas? Porque Jesús lleva con él hasta Dios una historia como la nuestra marcada por la violencia. Porque sus llagas son signo de victoria sobre la violencia y la muerte.
• Cantaban así los primeros cristianos: «Él, insultado, no respondía con insultos. Al padecer, no amenazaba. Llevó a la cruz nuestros pecados, cargándolos en su cuerpo. ¡Sus cicatrices nos han sanado!» (I Pedro 2,23-24)
• «¡Felices quienes creen sin haber visto!» Estas son las últimas palabras de Jesús en el Evangelio de Juan (sin el capítulo 21). ¿Qué quiere decir esta declaración de dicha? ¿Será que la fe es una adhesión ciega a unos hechos ficticios o a unas ideas?
• Vivimos tiempos de adhesión ciega a creencias, ideologías, visiones miopes, a personajes públicos impresentables, a otros datos, a concepciones estrafalarias, a embustes que se presentan como grandes logros. Hay más comunicación hoy en día y más confusión, menos sentido crítico y menos pluralidad de pensamiento.
• La fe cristiana no es adhesión ciega a una idea particular: es abrir mente y corazón a la plenitud de vida que se nos ofrece en virtud de unos acontecimientos y de una persona: Jesús muestra unas heridas gloriosas para garantizar que la vida, no la muerte, es nuestro destino último.
• «¡Felices quienes creen sin haber visto!» ¿Qué dicha es esta? ¿Cuál es su fuente? Esa dicha es Dios mismo, su Espíritu de Amor y Gozo: «Cuando venga él, el Espíritu de la verdad, los guiará hasta la verdad plena» (Jn 16,13).
• El primer fruto de la resurrección de Cristo es el don de la paz y del Espíritu. Por este don accedemos a la dimensión ilimitada de su vida divina. La felicidad que Jesús resucitado declara para quienes creen es la felicidad de la dicha inmensa de Dios mismo. Juan dice como colofón de su Evangelio: «Fue escrito para que ustedes crean que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y creyendo tengan Vida en su nombre».
Lecturas: Hechos y I Pedro
• San Lucas presenta la primera de tres noticias breves sobre la primera comunidad de seguidores de Jesús que se formó en Jerusalén. ¿Qué hacían estos discípulos de los discípulos? A quienes no se les llamaba «cristianos», sino «seguidores del Camino», se sobreentiende el «Camino de Jesús»:
• Escuchar la enseñanza de los apóstoles; participar una vida común, en la fracción del pan y las oraciones; poner sus bienes en común y distribuirlos a quienes lo necesitaban; acudir al templo, compartir el pan y la alegría; alabar a Dios.
• En la Carta de Pedro tenemos un Bendición a Dios por las bendiciones que él derrama en los fieles. ¿Qué bendiciones son estas? Nacer a una esperanza viva y una herencia indestructible; alegrarse en las pruebas; acrisolar la fe en las persecuciones.
• Y una bienaventuranza acerca de la fe, semejante a la que Jesús declara a los apóstoles: Amar a Dios sin haberlo visto, creen en él sin verlo, alegrarse con gozo indecible por la salvación que esperan.
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Claves para la homilía: Julián Riquelme
• Contexto - Palestina, año 30: Los líderes religiosos de Israel crucificaron a Jesús, e intentan acabar con sus seguidores. Por eso, “las puertas cerradas por temor a los judíos” (cf. Jn 20,19 y 26). - Jerusalén, año 100: Después de muchas dificultades, vacilaciones y dudas, los discípulos experimentaron que Jesús seguía vivo, y, además, les estaba comunicando a ellos su misma Vida. Éste es el mensaje de Pascua.
• Sentido El texto sagrado habla de dos apariciones de Cristo a los discípulos (Jn 20,19-29), y agrega la primera conclusión del Cuarto Evangelio (Jn 20,30-31). El género literario es el de las “apariciones”, que es un intento por comunicar con imágenes vivas la experiencia pascual; esa vivencia fue fruto de un proceso interior, en el que tuvo mucho que ver las reuniones de los discípulos. En el escrito se pueden distinguir, entre otros, los siguientes elementos:
• Jesús se interesa por su comunidad (20,19-23). Vuelve a los suyos en la situación de la vida real; sale al encuentro de manera inesperada y los saluda. Como Resucitado les comunica regalos para la misión: El don del Espíritu Santo, que capacita para formar nuevas comunidades y anunciar la resurrección; la paz, entendida como armonía con el Dios de Jesucristo, con los seres humanos, y con la naturaleza; el perdón y la liberación de toda esclavitud, incluso los desaciertos en lograr nuestra plenitud. Lección: Creer en el Resucitado produce en nosotros una gran transformación: invita a cambiar nuestra experiencia, nuestros horizontes y nuestras actitudes.
• La historia de Tomás (20,24-29). Este discípulo muestra su incredulidad: No le cabe en la cabeza que el Mesías se manifieste en la entrega del Crucificado. Jesús se hace presente de nuevo y concede la señal pedida por Tomás, no aisladamente, sino en comunidad. Sin embargo, cuando él se encuentra con el Amor gratuito de Cristo, brota desde su interior esta confesión, que contiene nuestra fe común: “¡Señor mío y Dios mío!”. El proceso de fe de Tomás, es símbolo y modelo de la verdadera actitud de fe. Moraleja: Nosotros y los creyentes del futuro no estamos en situación de inferioridad respecto a los primeros testigos de la Resurrección.
• Los otros signos (20,30-31). Es la primera anotación final del Evangelio de Juan. El objetivo de esta obra es la fe en Jesús, que da Nueva Vida: Como Jesús, se puede resucitar antes de morir, si practicamos el Amor al Prójimo (cf. Jn 13,34). Mensaje: Si descubrimos los “muchos otros signos”, que Jesús realiza en nuestra propia existencia y en el mundo contemporáneo, crecerá la fe en Él, y recibiremos de Él la comunicación de la Vida Definitiva.
• Ilustración de la colección Jesús Mafa, Camerún.
Pascua II: Lunes (aquí)
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