Lecturas: Isaías 50,4-7 / Filipenses 2,6-11 / Marcos 11,1-10 / cc. 14 y 15
Botón homilético – Francisco Quijano
• Hace dos semanas la Iglesia presentó el Compromiso por la Paz (aquí), fruto de más de mil foros y conversatorios que se tuvieron a lo largo de dos años, en los que participaron más de 1600 instituciones y unas veinte mil personas. ¿Con qué propósito?
• «Lo hacemos –se dice al comienzo– sabiendo que esto es el inicio de un proceso largo encaminado a revertir la violencia y la descomposición social que vivimos. Se trata de una Agenda de Estado, que nos implica a todas y todos, con el único interés de vivir en paz y poder ejercer plenamente nuestros derechos».
• El Compromiso por la Paz viene justamente a señalar el porqué de las celebraciones de estos Días Santos, que culminan en la Vigilia Pascual y el Domingo de Resurrección: «Cristo es nuestra Paz. Él nos reconcilió con Dios en un solo cuerpo por medio de la cruz, dando muerte en su persona a la hostilidad», dice san Pablo en la Carta a los Efesios (2,14.16).
• En nuestro país, atravesado de norte a sur, de oriente a occidente por crímenes crueles, inseguridad y temor, la Semana Santa y la Semana Pascual son tiempo propicio para compenetrarse de la tragedia humana y de su pasmoso desenlace sobrehumano.
• Presentamos una guía breve para meditar las lecturas de Isaías, Pablo y Marcos que corresponden al Domingo de Ramos.
• Isaías. Tercer Cántico del Siervo de Yahveh. Comienza así: «Mi Señor me ha dado / una lengua de discípulo, / para saber dar al abatido / una palabra de aliento».
• Este Siervo, innominado y sufriente, que presenta Isaías II hacia los años 550 aC, cargó sobre sí las desgracias de su pueblo. Él es figura de quien cargó sobre sí las desgracias de la humanidad de todo tiempo y lugar: Jesús.
• Con esta lectura y las demás de la Semana Santa, aprendemos qué es lo que está en juego en la tragedia de la violencia humana y de sus víctimas. ¿Quién se hace cargo de esta humanidad violenta, de sus crímenes, de sus víctimas?
• Pablo. Himno Pascual. Citado en la Carta a los Filipenses, en un himno palestino de las primerísimas comunidades. En él se canta el misterio de la tragedia humana y de su desenlace sobrehumano. Cristo se vacía de su divinidad, asume nuestra humanidad y es despojado de ella por el crimen. El amor de Dios penetra la vileza del crimen y vence la muerte con la gloriosa resurrección de Cristo, el Señor.
• Marcos. Jesús, Rey de la Paz, entra en Jerusalén. La Pascua judía era el Memorial de la Liberación de la esclavitud en Egipto. Jesús participa en este memorial, la gente lo exalta como mesías triunfador. Jesús entiende que él es un siervo que entregará su vida por fidelidad al amor del Padre a nuestra humanidad.
• Marcos. Pasión de nuestro Señor Jesucristo. El relato comienza con la mujer que unge con perfume de nardo muy costoso a Jesús. De esta mujer y su perfume se dirá: «En cualquier parte del mundo donde se proclame la Buena Noticia, se mencionará lo que ella ha hecho».
• La pasión concluye con un soldado romano que dice al ver morir a Jesús: «Realmente este hombre era Hijo de Dios». Este soldado representa a los cristianos que meditaban la pasión del Señor en Roma durante la persecución de Nerón en el año 64.
• Entre el cariño de una mujer y la confesión de fe de un soldado, discurre toda la tragedia de nuestra humanidad concentrada en Jesús y en quienes estuvieron al rededor suyo en su pasión y muerte. Esta tragedia se transformará en gloria con la resurrección de Cristo y la de todas las víctimas de la muerte en nuestra historia.
• George Rouault (1871-1958) Miserere - ¡Piedad de mí, oh Dios, por tu gran misericordia!
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Claves para la homilía: Julián Riquelme
• Contexto - Palestina, año 30: Jesús toma conciencia de ser el Mesías, entra triunfalmente en Jerusalén y expulsa a los vendedores del Templo. Por su parte, los dirigentes religiosos lo entregan a Pilato, acusándolo de llamarse “rey de los judíos”, esto es, un rebelde contra el Emperador de Roma. - Roma, año 70: Los discípulos están convencidos de que Jesús está vivo, y son perseguidos por el Emperador por comunicar esa vivencia.
• Sentido Meditemos paso a paso “la Pasión de Jesús”.
• El interior de Cristo experimentó amor y dolores, que fueron como un abismo insondable. De allí esas angustias en Getsemaní; de allí que en la cruz se sintiera como abandonado de Dios.
• Jesús murió en la cruz en la semana de pascua de los judíos: con ello se manifestó el Amor y la Misericordia de Dios Padre por todos los seres humanos.
• Agradezcamos este amor infinito hacia todos y cada uno de nosotros, los seres humanos. Y pensemos en los “crucificados” de hoy.
Lunes Santo (aquí)
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