Botón homilético Francisco Quijano OP
Quinto Domingo de Cuaresma (6.4.2014): Ezequiel 37, 12-14; Juan 11, 1-45
● El episodio de la resurrección de Lázaro cumple varios propósitos: manifiesta la gloria de Dios, provoca crisis entre quienes creen y quienes no creen en Jesús, es motivo de su condenación a muerte.
● Pero es ante todo una parábola en acción mediante la cual Jesús manifiesta un rasgo de su misterio: «Yo soy la resurrección y la vida». Con esta acción anuncia su propia resurrección y la de quienes creen en él: «Quien vive y cree en mí, aunque muera, vivirá».
● Nos encaminamos a la Pascua, celebración de la muerte y resurrección de Jesús. San Juan expresa así el significado de este misterio en su primera carta: «Sabemos que hemos pasado de la muerte a la vida porque amamos a los hermanos».
● Jesús es el primero que ha pasado de la muerta a la vida por amor a nuestra humanidad. Con el apóstol Tomás digamos: «Vayamos nosotros también a morir con él», confiando en que esta muerte es para la gloria del Hijo de Dios y la nuestra.
● En la cruz resplandece la gloria de Jesús: su muerte engendra vida. En la iluminación del bautismo resplandece la nuestra: morimos con él para resucitar a vida nueva.
* Giotto di Bondone (1267-337): Resurrección de Lázaro 1304-1306 – Fresco en Capilla de los Scrovegni, Padua
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