EVANGELIO DOMINICAL

Domingo 23º durante el año


Botón homilético                                                                                            Francisco Quijano OP

 

Domingo 23º durante el año (6.9.2015): Marcos 7,31-37

● Un alfarero modela con barro una figura humana, sopla en su nariz, la figura se convierte en ser vivo. Le infunde sueño, le saca una costilla, forma una mujer. Imagen de la creación de la pareja humana.

● Un curandero mete sus dedos en los oídos de un sordomudo, con saliva le toca la lengua, mira al cielo, suspira, dice: ¡Effetá, Ábrete! Se abren los oídos, se desata la lengua del sordomudo.

● Un liturgo toca oídos y boca de una persona, dice: El Señor Jesús, que hizo oír a los sordos y hablar a los mudos, te conceda escuchar su palabra y profesar la fe, para alabanza y gloria de Dios Padre.

● Tres momentos de la acción creadora y recreadora de Dios: en los orígenes, en Jesús, en el bautismo. Todo el mundo proclama: ¡Qué bien lo hace todo, hace oír a los sordos y hablar a los mudos!


• Fresco bizantino: Jesús cura a un sordomudo

 

● ● ●

 

Claves para la homilía                                                                     Julián Riquelme OP
 

Domingo 23º del Tiempo durante el año: Marcos 7,31-37

Contexto . • Palestina, año 30: El Maestro de Nazareth tiene contactos con algunos paganos, porque, salvo en Jerusalén, los no judíos son mayoritarios en las ciudades de Palestina. Ellos adoran, por lo general, a sus propios dioses. • Roma, año 70: Los judíos continúan distinguiendo a las personas entre amigos (judíos) y enemigos (paganos) de Dios. Y los gentiles clasifican  a su vez a los grupos humanos en superiores e inferiores.

Sentido. El tema del pasaje bíblico es la “Sanación de un sordomudo”. Este texto, que contiene varios símbolos, muestra, por lo menos, tres aspectos:

El paso de Cristo por un territorio pagano (Mc 7,31). El Señor sale de Tiro, pasa por Sidón hacia el lago de Galilea, atravesando la Decápolis. La presencia de Jesús en tierras no judías, manifiesta que, ante el Dios de la vida, son básicamente iguales los creyentes y los no creyentes; además, convoca a la responsabilidad personal frente a los pueblos paganos, que sufren la incomunicación, la incomprensión y la resistencia frente a la Palabra de Dios. El Mesías hace presente el Reino de Dios con sus obras en todos los lugares a donde va.

El encuentro del Nazareno con el sordomudo (7,32-35). Para los judíos, una enfermedad era signo de que, en esa persona, las fuerzas del mal prevalecían sobre las del bien; es decir, que Dios la había abandonado. Presentan un enfermo a Cristo, y le piden que lo sane, mediante un gesto judío. Sin embargo, el Señor se adapta al modo de comunicación del pagano: lo aparta de la gente para dirigirse en forma personal al incomunicado; toca los oídos del enfermo con sus dedos: el dedo hace referencia al dedo de Dios que actúa con fuerza; toca también la lengua del enfermo pagano con su saliva: La saliva se consideraba como aliento vital materializado; la mirada al cielo era signo de oración íntima a Dios... En resumen, el sordomudo simboliza a una persona pagana, a la que no se le ha dado la oportunidad para aceptar el Reinado de Dios; además, Jesús es respetuoso de la libertad: Espera que el sordomudo quiera personalmente ser sanado. Después expresa sus sentimientos: “Efatá”, que significa “Ábrete”; probablemente quiera decirle: “Escucha, ábrete al Reinado de Dios”.

La secuencia tras la sanación (Mc 7,36-37). El Nazareno ordena silenciar el milagro. Recordemos que los taumaturgos trataban de hacer sus sanaciones con la máxima ostentación posible. Jesús quiere hacer ver a todos que su objetivo es muy distinto al de ellos. Pese a ello, la gente manifiesta su sorpresa, reconociendo la llegada del Reinado de Dios. Los débiles son siempre los que necesitan ayuda, sean judíos o paganos. En esto consiste el Reino: en que los que excluimos dejemos de hacerlo, y los excluidos dejen de sentirse excluidos, a pesar de sus limitaciones. Para los sencillos, Jesús es el Salvador definitivo y universal, por eso exclaman: “Todo lo ha hecho bien: hace oír a los sordos, y hablar a los mudos”.

 

 • Bartholomeus Breenbergh (1598-1657): Cristo cura a un sordomudo, 1635