Domingo 11º durante el año (12.6.2016) Lucas 7,36-8,3
● Este es uno de los episodios más notables que narra Lucas: Jesús es invitado a comer por un fariseo, se presenta una pecadora pública que le besa los pies, se los enjuga con sus lágrimas y los unge con perfume. Simón, el fariseo, no había hecho ninguna muestra de acogida a Jesús como se acostumbraba, besarlo, lavarle los pies, perfumarlo.
● Mediante una parábola de dos deudores, Jesús contrasta ambas actitudes. La de Simón: tú no me besaste, no lavaste mis pies, no me ungiste. Ella ha hecho todo eso. ¿Por qué? Porque se la ha perdonado mucho, una gran deuda, ella ha amado mucho, por pura gratuidad.
● El episodio –no hay que perderse la lectura– tiene la fuerza de dos parábolas: la de los deudores que Jesús contó, la de la mujer pecadora que ella representó en vivo. En ambas se manifiesta con transparencia extraordinaria la potencia transformadora del amor gratuito.
● El Papa Francisco lo recuerda en una homilía dirigida a los cardenales recién nombrados en febrero de 2015: «La caridad verdadera siempre es inmerecida, incondicional y gratuita».
⦁ Pedro Pablo Rubens: Jesús y la pecadora en casa de Simón
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