EVANGELIO DOMINICAL

Domingo de Pentecostés


Botón homilético                                                                                    Francisco Quijano OP

Domingo de Pentecostés (4.6.2017) Juan 20, 19-23

● ¿Qué significa Pentecostés? Quincuagésimo día. Es una cronología simbólica de origen judío. Cincuenta días después de la Pascua, se celebra el don de la Ley a Moisés en el monte Sinaí; es también reminiscencia de la acción de gracias por la primera cosecha (en el hemisferio norte).

● Para los cristianos, Pentecostés es el día quincuagésimo después de la Pascua del Señor Jesús, la celebración del don del Espíritu. El don de la Ley está escrito en tablas de piedra; el don del Espíritu es infundido en los corazones de los fieles. Tomás de Aquino dice: «La ley nueva es la misma gracia del Espíritu Santo, que se da a los fíeles de Cristo».

● ¿Qué sentido final tiene el don del Espíritu? Es la revelación fulgurante en Pentecostés del porqué de la muerte de Jesús. Al comentar el motivo por el cual Caifás decide ejecutarlo –«conviene que uno muera por el pueblo y que no perezca la nación»– san Juan ve una profecía inopinada: «Jesús iba a morir no solo por la nación, sino para reunir a los hijos de Dios dispersos».

● Reunir a la humanidad dispersa es la razón última de la muerte de Jesús. La efusión del Espíritu en María, en los apóstoles y en gente de varias lenguas es la primicia de una cosecha universal, no de frutos de la tierra, sino de criaturas creadas a imagen y semejanza de Dios, de la humanidad entera.

● El Concilio Vaticano II proclamó que «la Iglesia es en Cristo como un sacramento –es decir, signo e instrumento– de la unión íntima con Dios y de la unidad de todo el género humano». Pese a todas sus miserias, la Iglesia que nace en Pentecostés entre gente pecadora es «sacramento universal de salvación». Si alguien lo duda, vuelva a los orígenes: ¿Quién era Pedro, sus compañeros, antes de la Pascua? ¿Quiénes fueron después?

⦁ Sawai Chinnawong (Ching Mai, Tailandia, 1959) y Arcabas (Trémery, Francia, 1926): Pentecostés
 

 

 

 

Claves para la homilía                                                                                  Julián Riquelme OP

◙ Contexto ► Palestina, año 30: Después de la muerte de Jesús, los discípulos tuvieron miedo a los judíos (Jn 20,19). ► Jerusalén, año 100: Los cristianos descubrieron que el único objetivo de la predicación de Jesús, fue que también nosotros, lleguemos a vivir, como Él, esa misma experiencia de Dios como Espíritu.

◙ Sentido El Evangelio de hoy invita a descubrir y vivir una realidad, que está tan presente ahora como hace dos mil años. Se refiere a “La donación del Espíritu Santo” (Jn 20,22-23). El texto ofrece tres elementos:

● El soplo (Jn 20,22ª). La acción de insuflar evoca el aliento creador de Dios en los inicios (Gn 2,7). El Espíritu Santo es el poder de Dios, que recrea y transforma el universo. Es un Espíritu de amor, de alianza definitiva. ⦁ Por su fuerza y su don, llega a este mundo la vida humana, el Evangelio, la fe, la Iglesia, los sacramentos.

● El envío del Espíritu (Jn 20,22b). Todos tenemos como fundamento de nuestro ser a Dios-Espíritu, aunque no seamos conscientes de ello. Si se habla de “envío”, de “donación”, de “venida”, es sólo para indicar que la experiencia de Dios como Espíritu, es un regalo absolutamente gratuito, desinteresado, de plena generosidad de parte del mismo Dios. Todo el mensaje de Jesús se reduce a manifestar su experiencia de Dios como Espíritu. ⦁ En nuestro peregrinar conviene no sólo “mirar para fuera”, sino también “contemplar nuestra interioridad”: Porque mi relación con Dios no es la relación de un “yo” con un “Tú”, sino más bien una relación de mi “yo” con “el YO”, que es la quintaesencia de mi propio ser. Si, en nuestro grupo, vivimos cada uno esta experiencia, seremos una Comunidad Enviada.

● El perdón de los pecados (Jn 20,23). El Espíritu tiene como misión conducirnos a ser nosotros mismos, a lograr nuestra plenitud personal, a alcanzar nuestro crecimiento pleno. “Pecado” en la Biblia es oprimir a los otros, también dejarse oprimir, y no buscar vías para salir de la opresión. ⦁ Sólo con la fuerza del Espíritu Santo podemos superar las esclavitudes personales y sociales.

⦁ Iglesia de San Carlos Borromeo (Karlskirche), Viena - Fresco de Johann Michael Rottmayr, 1714