Lecturas: Nehemías 8,2-10 / Salmo 18,8-10.15 / I Cor 12,12-30 / Lucas 1,1-4; 4,14-21
Botón homilético – Francisco Quijano
• En el centro de la religión judía está la Alianza –«Ustedes son mi pueblo, yo soy su Dios»– y la Ley que señala las condiciones de pertenencia al pueblo. Eso es lo que celebra Esdras hacia el año 430 en la época de restauración del judaísmo.
• Eso es lo que había vivido y aprendido Jesús, un judío de Nazaret, con sus padres, entre su gente, en la sinagoga del pueblo. Pero de pronto, en esa misma sinagoga, Jesús proclama un cambio radical.
• Lee un pasaje de Isaías que dice: «El Espíritu del Señor está sobre mí porque me ha consagrado por la unción. Él me ha enviado a llevar la Buena Nueva a los pobres». Sorprende a todos cuando añade: «Hoy se ha cumplido este pasaje de la Escritura que acaban de oír».
• La gente se pregunta admirada: «¿No es este el hijo de José?» ¿Qué habrá sucedido con él? Supimos que se fue al Sur y anduvo por allá unos meses del otro lado del Jordán.
• Así fue. Jesús quedó cautivado por el mensaje de Juan que invitaba a la conversión por la inminente llegada de Dios, y sellaba la confesión de los pecados de la gente bautizándola. Jesús fue también bautizado por Juan.
• Los Evangelios dicen que, al salir del agua, mientras oraba, tuvo una revelación extraordinaria: «Vio el cielo abierto y al Espíritu Santo bajar sobre él». Escuchó una voz: «Tú eres mi Hijo querido, mi predilecto».
• Jesús quedó convencido de que tenía una misión y que el Espíritu conduciría su vida. Por eso, en la sinagoga de Nazaret, con toda claridad y confianza, dice a su gente: «Hoy se está cumpliendo el designio de Dios».
• Jesús proclama la llegada del Reino de Dios, su presencia entre la gente por el Espíritu, que es su amor hacia los marginados de la sociedad: pobres, ciegos, cautivos, oprimidos. El Espíritu del Señor es espíritu de libertad y de comunión.
Claves para la homilía – Julián Riquelme
► Contexto – Nazaret, año 30: Hay muchos pobres, esclavos de la Ley, ciegos y oprimidos… – Grecia, año 80: Cuando Lucas redacta el Evangelio, el Imperio Romano se sostiene por el trabajo de los esclavos.
► Sentido El Evangelio de hoy trata de la “Visita de Jesús a Nazaret”. En él se puede subrayar estos trazos:
• Participación en la sinagoga (Lc 4,14-16). Nuestro Señor pasa como uno de tantos: Entra en la sinagoga de su pueblo, toma parte en el culto, lee la Palabra y la explica, como un fiel de aquella época.
• Lectura del texto de Isaías (Lc 4,17-19). Las perspectivas del Profeta se están cumpliendo, especialmente para los pobres, los cautivos, los ciegos... No habrá más desolación ni muerte; desaparecerán los males, que hacen dolorosa la existencia: Ha llegado la experiencia del Reino de Dios. Al final de la cita de Is 61,1-2, Jesús omite la frase “un día de venganza para nuestro Dios”, con el fin de subrayar que Dios es “amor”, “liberación”, y, por tanto, los seres humanos no pueden ser esclavos.
• Inicio del comentario (Lc 4,20-21). Cristo trae “hoy” la salvación en su propia persona. El Espíritu Santo está derramándose en su interior, para ayudarle a cumplir la misión, que el Padre le ha encomendado.
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