Lecturas: Jeremías 17,5-8 / I Cor 15,12.16-20 / Lucas 6,12-13.17.20-26
Botón homilético — Francisco Quijano
• Contraste desconcertante, maldición / bendición: «¡Maldito el hombre que confía en el hombre! ¡Bendito el hombre que confía en el Señor!» ¿Así pensaba un antiguo profeta de calamidades? ¿Habla una voz justiciera?
• ¿Qué decir del Profeta de Venturas? «¡Felices ustedes, los pobres! ¡Ay de ustedes, los ricos! ¡Felices de ustedes, los que lloran! ¡Ay de ustedes, los que ríen!» ¿Cómo un corte tajante entre unos y otros? ¿Blanco y negro, sin matices?
• Juzgar a las personas, los acontecimientos, las instituciones de forma maniquea es un error: buenos / malos, pérfidos / virtuosos. ¿Podríamos seguir: dichosos / desdichados, felices / desgraciados?
• La igualdad: bueno, virtuoso = feliz, dichoso, ¿es válida? Malo, perverso = infeliz, desgraciado, ¿es válida? Un salmista entró en crisis porque la realidad no le cuadraba: «Yo envidiaba a los perversos, viendo prosperar al malvado».
• ¿Cómo es la vida? ¿Quién es feliz, quién desdichado? ¿Quién prospera, quién fracasa? ¿Quién goza y disfruta, quién se lamente y llora? La declaración de Jesús de Venturas y Desventuras cura nuestra ceguera.
• Realmente las cosas son así: «A veces no me queda claro si Venezuela es un lugar feliz o infeliz. Porque parece ambas cosas… Y ese no-sé-qué que puede transformar desgracias en un festín de risas es lo que más voy a extrañar de Venezuela».
• «Ser feliz es gratis, aprendí de los venezolanos. Por mucho que la arepa esté muy cara». Lo dice un reportero colombiano de BBC Mundo de tanta gente que en estos días la está pasando muy mal. [leer aquí]
• ¿Quiénes son felices? ¿Quiénes ríen? ¿Quiénes andan por la vida regalando gestos fraternales? Cuando Jesús, al bajar del monte donde pasó la noche en oración, pronunció sus Ayes y Venturas, se dirigía a gente que estaba viviendo esas situaciones.
Claves para la homilía — Julián Riquelme
► Contexto Galilea, año 30: Se considera a las riquezas como signo de la bendición de Dios, y se mira a los pobres como abandonados de Dios. Grecia, año 80: Los pobres son los seguidores de Jesús, y los ricos son los judíos, que además tratan mal a sus obreros cristianos.
► Sentido El Evangelio de hoy habla del “Sermón en la planicie”. En él se pueden subrayar, por lo menos, tres aspectos:
• Elección de los Doce (Lc 6,12-13). Jesús, en comunión con el Padre a través de la oración, llama a compartir su itinerario de vida. Su “equipo” está constituido por hombres y mujeres, que, en torno a Él, anuncian y muestran con hechos el rostro de Dios.
• La muchedumbre sigue a Jesús (Lc 6,17). La gente, símbolo de la humanidad entera, descubre que la respuesta a sus más profundas necesidades y aspiraciones está en el Nazareno. Lo siguen de todas partes.
• Bienaventuranzas y ayes (Lc 6,20-26). Los pobres son felices, porque ha llegado el fin de sus sufrimientos; mientras los ricos se van internando en la soledad, pues van perdiendo el sentido de la vida. En la medida en que las personas acepten el Reinado de Dios, la brecha entre ricos y pobres irá desapareciendo en los grupos humanos, y germinará una nueva fraternidad en la tierra. Los “ayes” son como unos lamentos de Cristo, porque existen personas que no alcanzan a descubrir la sabiduría de Dios y se quedan en la inmadurez.
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