PASCUA: SEMANA V

Lunes: «Mi Padre y yo vendremos a él y habitaremos en él»


Evangelio de San Juan 14,21-26

• Momentos antes Felipe había pedido a Jesús que les mostrara al Padre. Jesús le respondió: «Felipe, quien me ha visto, ha visto al Padre. ¿No crees que yo estoy en el Padre y el Padre está en mí?»

• La identidad del Padre y de Jesús, su inhabitación recíproca, es una revelación, incomprensible de hecho para nuestra inteligencia finita, del inabarcable misterio del Dios Triuno.

• El Espíritu Santo –Paráclito, Consolador, Defensor– es quien nos enseña y recuerda esta realidad de la vida íntima del Padre en Jesús y de Jesús en el Padre.

• El Espíritu Santo confirma la inhabitación del Padre y de Jesús en quienes acogen y cumplen su mandamiento de amor: «Si alguien me ama cumplirá mi palabra, mi Padre o amará, vendremos a él y habitaremos en él».

• Esta es la realidad que sustenta, penetra, impulsa y lleva a plenitud a la humanidad y a la creación entera: el Misterio inabarcable del Dios Triuno, presente en todo lo que existe, en lo profundo del corazón humano.

• De esta realidad insondable, percibimos tan solo algunos de sus efectos, que están al alcance de nuestras capacidades finitas, por ejemplo, el amor que se manifiesta en tantas formas de generosidad en la vida humana.

• Tomás de Aquino escribe en la Suma de teología: «Aun si por la revelación gratuita de Dios, en esta vida no lo conocemos en su realidad íntima, de modo que estamos unidos a Él como a un desconocido, sin embargo, lo conocemos mejor, en cuanto se nos muestran muchas y muy excelentes obras suyas, y en cuanto le atribuimos algo por revelación divina, para lo cual nuestra razón natural no da de sí, como que Él es Dios Triuno» (ST I 12.13.1m).

 

Lectura: I Juan 1,5-2,2

• Interrumpimos la lectura de los Hechos para leer la Primera Carta de Juan en la fiesta de santa Catalina de Siena. Dios es luz y en él no hay tiniebla alguna – dice la carta. Caminar en la luz es caminar en comunión con Dios y los hermanos.

• Caminar en las tinieblas es caminar engañados por el pecado. Confesar los pecados es volver a la luz y a la verdad. Dios perdona nuestros pecados cuando nos confesamos pecadores.

• En una de las muchas oraciones, santa Catalina de Siena invoca a Dios que es Luz y Fuego. Este es un fragmento:

  «¡Oh Dios eterno, luz sobre toda luz, de quien procede toda iluminación! ¡Oh fuego sobre todo fuego, que eres el único fuego que arde y no se acaba! Consume todo pecado y amor propio que se halle en mi alma. No la consumas aflictivamente, sino hazla crecer con insaciable amor, pues, cuando la sacias, no se llena, sino que te desea siempre; cuanto más te posee, más te busca, y cuanto más te busca, más te desea, y, al desearte más, más te encuentra y más gusta de ti, sumo y eterno fuego, abismo de caridad.

  »¡Oh sumo y eterno Bien! ¿Quién te ha movido, Dios infinito, a iluminarme a mí, una criatura tuya, finita, con la luz de tu verdad? Tú, el mismo fuego de amor, eres la causa, porque siempre el amor es el que ha obligado y te obliga a crearnos a imagen y semejanza tuya y a hacernos misericordia, otorgando infinitas e inconmensurables gracias a tus criaturas racionales».

 

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Reflexión: Julián Riquelme

• Contexto - Palestina, año 30: En la última Cena, los discípulos están inquietos, porque Jesús ha manifestado ser el Mesías, al entrar en Jerusalén y purificar el Templo (Mc 11,7-10.15-17). Con probabilidad los jefes religiosos no lo aceptarán. - Jerusalén, año 100: En una mirada internacional, hay alta probabilidad que sucedan persecuciones contra los cristianos, por parte del imperio romano y de los judíos.

• Sentido El tema del Evangelio es la “Promesa del Espíritu Santo”. La división del texto podría ser la siguiente:

• Dios en la nueva humanidad (14,21-24). El amor consiste en vivir la amistad con la misma actitud de Jesús; en estas circunstancias, el Padre considera como hijo a quien ama igual que Jesús; y Jesús lo ve como hermano y se manifiesta a él. Judas, no el Iscariote, se decepciona, porque Jesús se manifiesta primero a cada discípulo de la comunidad, pues espera, con su mentalidad judía, un Mesías triunfador terreno, lleno de poder, gobernando todas las naciones. Jesús expone cómo el Padre y Él se unen, hacen morada y viven en cada discípulo y en la comunidad. Condición: Identificarse con la persona y el mensaje de Cristo, mediante la práctica de su Palabra, que convoca a amar a Dios en los otros. Las personas divinas vivirán en los discípulos. Lección: La Buena Noticia del Reinado de Dios exige el abandono de los dioses falsos y la conversión al Dios vivo y verdadero; solo así puede morar en nosotros, como individuos y como comunidad, el Espíritu Santo, que viene junto con Jesús y el Padre.

• El Espíritu Santo (14,25-26). El Maestro presenta al nuevo valedor, asistente o defensor: el Espíritu Santo, que, como la memoria viviente, permite a las comunidades actualizar lo que dijo Cristo. El Espíritu Santo, interiormente, recuerda, enseña, da nuevo sentido e interpreta desde y a favor del proyecto del Nazareno. El mismo Espíritu Santo permite experimentar, ya desde ahora, la vida definitiva a quienes siguen a Jesús. Mensaje: No basta la lectura fría y académica de las páginas del Evangelio; hay que ponerse a la escucha del Espíritu Santo, que sigue actuando en medio de la comunidad creyente poniendo al día lo que Jesús enseñó.

Pascua V: Martes (aquí)