Evangelio de San Mateo 12,46-50
• Los vínculos de sangre, la familia, son naturalmente el origen de la vida en comunidad. No son vínculos puramente biológicos, no son únicamente relaciones sociales, son una realidad de carácter moral.
• La familia es un segundo regazo materno. En ella nacemos, crecemos, nos vamos formando como seres humanos. Por genética, somos de raza humana, pero nuestro genoma es un llamado a realizarnos moralmente como seres humanos.
• Eso sucedió con Jesús. De él recién nacido, dice san Lucas: «El niño crecía y se fortalecía, llenándose de sabiduría; y el favor de Dios lo acompañaba». De él a los doce años, dice: «Jesús crecía en saber, en estatura y en gracia delante de Dios y de los hombres».
• Ya adulto, su madre y sus hermanos quieren conservarlo de algún modo en el ámbito natural de la familia. Jesús, que ya había emprendido su camino en la vida, les dice: «Cualquiera que haga la voluntad de mi Padre del cielo, ese es mi hermano, mi hermana y mi madre».
• Jesús sabe que hay otra comunidad, cuyo origen y fundamento es el Padre y Creador de la humanidad. Estos vínculos no son de orden biológico y social, sino puro don de gracia y amor.
• San Juan lo dice en su Evangelio: «A quienes recibieron la Palabra, los hizo capaces de ser hijos e hijas de Dios: no han nacido de la sangre, ni del deseo de la carne, ni del deseo de hombre, sino que fueron engendrados por Dios».
• El núcleo original de seguidores de Jesús es el germen de esa comunidad de hijas e hijos de Dios, cuya misión es anunciar y ser signo de la comunión de la humanidad en Dios, que es nuestro destino.
Lectura: Miqueas 7,14-15.18-20
• Los versículos finales del libro de Miqueas (7,8-20) no son del profeta del siglo VIII aC, sino de uno muy posterior de los tiempos de la repatriación de los judíos que estuvieron en el exilio de Babilonia.
• Estas palabras reflejan la esperanza en la reconstrucción de Jerusalén y del Templo, fundada en el perdón de Dios y la reconciliación; una pregunta expresa esta esperanza: «¿Qué Dios como tú perdona el pecado y absuelve la culpa al resto de su herencia?».
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Reflexión: Julián Riquelme
• Contexto - Palestina, año 30: Solo el maestro es superior al padre de familia, de esta manera: “Los padres se limitan a dar al hijo la vida en este mundo, mientras que el maestro lo conduce a la vida futura” (Baba metzia 2,11). - Antioquía (Siria), año 80: Formamos un “fraternidad mesiánica” al estar unidos a Jesús en la evangelización de los paganos.
• Sentido El Evangelio se refiere a la “familia mesiánica de Jesús”. Esta catequesis post pascual se puede aclarar con tres palabras:
• Búsqueda (12,46-47). Los hermanos de Jesús se mencionan aquí en Mt 12,46, y en Mt 13,55 (con sus nombres); también en 1 Cor 9,5; Gál 1,19; Hch 1,14; Jn 2,12; 7,3.5.10; y sus hermanas en Mc 3,32; 6,3. En este contexto, aparecen su madre y sus hermanos, que se quedan afuera, y tratan de hablar con Él; una persona de buena voluntad le avisa a Jesús. Mateo no dice nada sobre los motivos que impulsaron a los familiares del Nazareno a “hablarle”. Probablemente, como Jesús había roto con los fariseos y los escribas, al declararse Mesías abierto a los paganos (12,38-42), sus familiares quieran liberarlo de una eventual persecución por parte de los jefes de Israel. Lección: La familia tiende a preocuparse por la vida de todos sus componentes.
• Prioridad (12,48-49). La pregunta incisiva no significa que Jesús reniegue de su familia según la sangre (48). Al señalar con su mano a “sus discípulos” y expresarlo, una nueva familia se agrupa en torno a Él, si bien tímidamente todavía y Él la está priorizando: se está centrando en una “familia mesiánica”, en que se cultiva una intimidad entre Él y sus enviados a humanizar y evangelizar a los gentiles. Moraleja: Es un anhelo que la familia de sangre acompañe a quienes de sus filas optan por el seguimiento de Jesús.
• Condición (12,50). Hacer la voluntad del Buen Padre Dios es unirse a Cristo, ser amigos de Él, manifestar la amistad, el Amor y la misericordia de Dios Padre no solo a Israel, sino también a todas las naciones. Todo el Evangelio presupone que, gracias a Cristo, que la revela, posibilita y urge, esta voluntad puede ser realizada inmediata y gozosamente. Mensaje: El ideal de Jesús es que todos los seres humanos seamos «Fratelli tutti».
Semana XVI - Miércoles (aquí)
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