Evangelio de San Lucas 4,31-37
• Ayer comenzó la lectura del Evangelio de San Lucas en los días de la semana. Así empieza el capítulo 4: Después de las tentaciones, Jesús, guiado por el Espíritu, regresa a su tierra, Galilea.
• En la sinagoga de su pueblo, Nazaret, declara cuál es el origen y el fin de su misión con un pasaje de Isaías: «El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha ungido para que dé la Buena Noticia a los pobres».
• Extraordinario inicio de su predicación, que suscita admiración y sorpresa entre sus compatriotas. San Lucas aprovecha este episodio para presentar las reacciones de admiración y rechazo que Jesús y su mensaje suscitan entre la gente.
• Curiosamente, la hostilidad contra Jesús ocurre desde los comienzos y no parará hasta la cruz. Es anunciada en el episodio de las tentaciones al principio de este capítulo 4.
• ¿Cómo entender esta hostilidad? Tiene condiciones y causas históricas particulares del tiempo de Jesús: confundirlo con un falso reformador de la religión judía o con un liberador revoltoso que se rebela contra la dominación romana.
• Esa ubicación histórica particular de la hostilidad contra Jesús forma parte de un conflicto más profundo, que se manifiesta en toda la experiencia de la humanidad a lo largo de la historia.
• Los humanos estamos aquejados por desgracias que no son debidas a fenómenos de la naturaleza o enfermedades como el covid, sino que se deben a actos humanos, omisiones, complicidades, silencios que han tenido y tienen crucificada a mucha gente.
• Ese mal tiene un nombre en la tradición religiosa judeo-cristiana: pecado. Estamos inmersos en esta desgracia. Puede que tú y yo consideremos no ser actores siniestros del mal. De todas maneras, esta desgracia nos afecta, nos marca y nos esclaviza. Hay que llamarla por su nombre.
• Igual que el endemoniado llamó a Jesús por su nombre: «¡Jesús Nazareno, ya sé quién eres: el Santo de Dios!». Lo que revelan estas palabras es la extrema distancia entre Jesús y el mal que aqueja a nuestra humanidad.
• De ese mal, Jesús ha venido a liberarnos, a fin de hacernos partícipes de la amistad con Dios. Ese es el Reinado de Dios que Jesús anuncia: la comunión de la humanidad en Él.
• San Gregorio Magno (540-604) es recordado el 3 de septiembre. Fue prefecto de la ciudad de Roma, monje benedictino, papa desde el año 590. Escribió varias obras, se le reconoce como doctor de la iglesia; a él se debe la recopilación del canto litúrgico en latín y la evangelización del norte de Europa y la Gran Bretaña por monjes enviados por él.
Lectura: I Corintios 2,10-16
• San Pablo hace una comparación –se llama: analogía– entre el espíritu humano y el Espíritu de Dios. Nuestro espíritu, en lo íntimo, sabe quiénes somos; yo me conozco, por cierto, entre oscuridades, en lo íntimo de mi espíritu.
• En Dios, su Espíritu, que es Espíritu de Amor, conoce en la intimidad de Dios quién es Él. Y Él mismo lo dice en su Palabra de Verdad. Ese es el Misterio de la Santa Triada: Padre, Hijo, Espíritu Santo; o bien Padre, Palabra, Espíritu.
La diferencia –infinita– está en que nosotros somos criaturas y Dios de Creador; en nosotros hay oscuridad, en Él claridad y transparencia. Dios nos se parece a nosotros; nosotros somos criaturas a su imagen y a una distancia infinita.
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Reflexión: Julián Riquelme
• Contexto - Palestina, año 30: Los judíos de entonces pensaban que todo lo que impide el crecimiento del ser humano hacia su unidad personal, sea física o psíquicamente, era causado por algún demonio. La acción de Jesús en favor de estos sufrientes es liberadora e ilegal, pues se realiza en sábado. - Grecia, año 80: Cristo, en su muerte y resurrección, logró la victoria contra todo poder que deshumanice a las personas.
• Sentido - El tema del Evangelio es “Jesús enseña en Cafarnaúm y sana a un endemoniado”. La narración se puede resumir en tres palabras:
• Enseñanza (4,31-32). La enseñanza de Cristo ofrece una imagen de Dios como Padre misericordioso; y Él mismo habla con autoridad, es decir, interpreta las Escrituras relacionándolas con las necesidades de la gente. Lección: Enseñar con experiencias y con ejemplos, basados en la vida, ayuda mucho más a las personas que pretendemos educar.
• Sanación (4,33-35). En el Nuevo Testamento, se llama a veces "endemoniado" a un enfermo, del cual se desconocen las causas de sus alteraciones y sufrimientos. Jesús es “el Santo de Dios", vale decir, participa de manera eminente del poder de Dios, para manifestar su gran Amor. En este caso, la palabra del Nazareno libera al enfermo, que cae al suelo, pero no sufre ningún daño. De este modo, Cristo libera a los seres humanos de lo que impide el encuentro con el Dios vivo. Las ideas, que atormentan u oprimen a las personas, las enfermedades, y el mal físico, se interpretan como contrarios a la Nueva Alianza. Moraleja: La piedad popular a veces cultiva la creencia de que las enfermedades son producto de “espíritus malos”.
• Reacción (4,36-37). La enseñanza y la práctica de Jesús encuentran eco en el interior de las personas sencillas, porque su palabra responde a las aspiraciones de la gente. Así el sentido de libertad va creciendo en todos los minusvalorados. Mensaje: Cuando quienes sufren se liberan de los temores religiosos, adquieren confianza en sus propias personas y comienzan a experimentar una felicidad más plena.
Semana XXII: Miércoles (aquí)
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