SEMANA XXIV: EVANGELIOS

Viernes: «Acompañaban a Jesús también algunas mujeres»


Evangelio de San Lucas 8,1-3

• Jesús y las mujeres. Hay que empezar con una perspectiva general. En tiempos de Jesús, prevalecía la familia patriarcal, las mujeres estaban subordinadas al varón. Eso venía del judaísmo y reinaba en todas las culturas de la antigüedad.

• El patriarcado continuó después de Jesús y, con toda clase de matices, desfiguros, propotencia y violencia, perdura hasta nuestros días en muchas culturas y sociedades. La lucha de las mujeres hoy en día por sus derechos e integridad lo atestiguan.

• En el seno de esta distorsión histórica, ancestral, de nuestra condición humana, distorsión o perversión inducida y aprovechada por la mitad varonil de la humanidad, hay destellos de humanidad nueva.

• Jesús es, por excelencia, ese destello. Rompió con los moldes de la cultura de su época, que conservaban a las mujeres recluidas en casa y sometidas a los varones. De eso trata el Evangelio con una muy breve alusión: «Acompañaban a Jesús los doce y algunas mujeres».

• ¿Quiénes eran ellas? ¿Quiénes muchas otras mujeres con quienes Jesús tuvo trato? María Magdalena, que había sino sanada de sus locuras y desenfrenos. Juana, que vivía en la corte de Herodes. Susana, de la que poco sabemos.

• Ayer Lucas presentó a una prostituta enamorada de Jesús. El martes pasado fue la viuda de Naím. Más adelante, presentará a las hermanas Marta y María. En la crucifixión y la sepultura de Jesús, «las mujeres que lo habían seguido desde Galilea lo observaban todo».

• «El primer día de la semana, de madrugada, fueron ellas al sepulcro llevando perfumes». ¿Qué había pasado con esas mujeres? Esa libertad con la que Jesús actuaba para constituir una humanidad nueva, la había infundido en ellas y muchas más. Por eso, lo siguieron hasta el fin y encontraron en él una vida nueva.

 

Lectura: I Timoteo 6,3-12

• Las llamadas Cartas pastorales, como esta a Timoteo, advierten a las comunidades sobre las condiciones para ejercer cargos, como los obispos, los presbíteros y los diáconos, que para finales del siglo I ya era ministerios estables.

• Advierten, igualmente, sobre las tentaciones que desviaban la conducta de los cristianos, como en esta ocasión la avaricia y el amor al dinero. «La avaricia, se dice aquí, es la raíz de todos los males».

 

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Relflexión – Jullián Riquelme

• Contexto - Palestina, año 30: La situación cultural de la época de Jesús está marcada por el machismo y el patriarcalismo (cf. 1 Co 11,3; 14,34...). Además, los fariseos, debido al legalismo, permanecen cerrados a la experiencia del amor gratuito de Dios Padre, que Cristo manifiesta a todos, sin distinción. - Grecia, año 80: Se hace necesario reafirmar la igualdad fundamental de varones y mujeres, querida por el mismo Dios Padre (cf. Mc 10,1-12).

• Sentido El Evangelio trata de “Las mujeres que acompañan a Jesús”.

  La práctica de Cristo es inconcebible para un rabino de la época: tener discípulas mujeres, que abandonan sus hogares para seguirlo, y viajan con su grupo. El Señor rompe las discriminaciones y llama a mujeres, como “María Magdalena, Juana, esposa de Cusa, intendente de Herodes, Susana y muchas otras”. Nadie amó y respetó tanto a las mujeres como Jesús.

Semana XXIV:  Sábado (aquí)