La Resurrección
Vuelva la muerte a su fosa
después que en la sombra inerte,
luchando en lid silenciosa,
rompió capullos de muerte
invencible mariposa.
La Ascensión
¿Por qué, domador de azares,
vuelves a tus patrios lares
y a la paz donde te subes,
siendo pescador de mares,
te haces pescador de nubes?
La venida del Espíritu Santo
Amor, no te conocía,
ni tampoco te creía,
hasta que tu fuego, amén,
me ha consumido recién,
¡y quién sabe todavía!
La Asunción de María
La rosa que tiene imán
en el más alto desvelo
gira entornada hacia el suelo
buscando, si se lo dan,
lo que le faltaba al cielo.
La Coronación de la Virgen
El mar, un difuso toro,
el aire, una cuerda fría,
la tierra un libro de oro,
y todo junto es un coro
para cantar a María.
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Estos misterios gloriosos se parecen a un rosario hecho a porpósito con cuentas de colores y figuritas por el padre Manuel Ponce para que jueguen con él los niños.
La Resurrección es un misterio parecido al de una mariposa que sale de su capullo tras haber luchado silenciosamente para liberarse de él.
La Ascensión presenta la figura de un pescador, que navega en un mar azaroso llevado por olas y vientos hasta llegar a una atmosfera de paz entre las nubes.
La venida del Espíritu Santo evoca una imagen sutil de incertidumbre, ¿cómo representarla visualmente? Aparecen las llamas, un fuego ineludible, se ve, se siente, sí, amén, así es… Pero, ¿me habrá transformado por completo? Otra vez la duda.
La Asunción es una rosa de cariños, entregada al cuidado de su criatura — ¿no será de sus criaturas?—, esperando que la lleven con ella hasta el cielo.
La Coronación muestra figuras dispares —mar/toro, cuerda/lira?, libro/partitura?— , que finalmente concurren en un coro de alabanza.
La composición en quintillas se acomoda bien a este juego de niños al rezar el rosario. Pero, ¿es el rosario un juego? Puede que sí.
Manuel Ponce (1913,Tanhuato, Michoacán - 1994, Ciudad de México) fue reconocido en su momento como poeta católico creativo, abierto a la experimentación y buen conocedor de los clásicos castellanos y latinos; leía también en francés e italiano. Fue ordenado sacerdote en 1936, enseñó literatura durante 25 años en el seminario de Morelia; desde 1969 hasta su muerte fue presidente de la Comisión Nacional de Arte Sacro de episcopado.
Publicó varios libros de poesía: Ciclo de vírgenes (1940), Quadragenario y segunda pasión (1942), Misterios para cantar bajo los álamos (1946), El jardín increíble (1950), Cristo y María (1962), Elegías y Teofanías (1968), Antología poética (1980), Poesías, 1940-1984 (1988).
Junio 2017
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