Evangelio de San Mateo 9,35-10,1.5-8
• Jesús se conmueve al ver a la multitud fatigada y abatida, como ovejas sin pastor. Ese fue uno de los motivos que tuvo para escoger al núcleo original de seguidores a quienes constituye en enviados suyos.
• El envío misionero es una característica del llamado de Jesús. «La cosecha es abundante, pero los trabajadores son pocos. Rueguen al dueño de los sembrados que envíe trabajadores para la cosecha».
• Estas palabras son la clave para cumplir una misión entonces y ahora. Dios es el dueño de los campos, que son la humanidad entera, la cosecha es la amistad de la humanidad con Dios.
• El germen de esta amistad es la Iglesia con todo y sus defectos, de la cual dice el Concilio Vaticano II: «La Iglesia es en Cristo como un sacramento, es decir, signo e instrumento, de la unión íntima con Dios y de la unidad de todo el género humano».
• Todos los miembros de la Iglesia son enviados a ser signos e instrumentos de la amistad de la humanidad en Dios y entre nosotros. Con las desgracias que nos aquejan, la principal encomienda que tenemos es sanar dolencias, reconstituir a las personas, crear comunidad: «Han recibido todo gratuitamente –vida, salud, fe, comunión–, denlo todo gratuitamente».
Lectura: Isaías 30,19-21.23-26
• Cuatro lamentos del profeta se recogen en cuatro capítulos: 28, lamento por la caída de Samaría (año 722 aC); 29, lamento por Jerusalén asediada (701 aC); lamento por la rebeldía del pueblo (703-702 aC); 30, lamento por la sumisión de Ezequías al faraón (703-702); 31, lamento por el pacto de Ezequías con Egipto.
• «¡Ay de la corona esplendorosa de los ebrios de Efraín! ¡Ay Ariel, Ariel, ciudad que sitió David! ¡Ay de los hijos rebeldes que hacen planes sin contar conmigo! ¡Ay de los que bajan a Egipto por auxilio!»
• En ese contexto de lamentos por desgracias históricas ocurridas a fines del siglo VIII aC, aparece un oráculo esperanzador de tiempos del exilio en Babilonia (587 aC y siguientes). Termina así:
• «La luz de la luna será como la del sol, la luz del sol será siete veces más intensa, cuando el Señor vende la fractura de su pueblo y le sane la herida que le causó».
• Estos oráculos distantes de nuestra época, relativos a hechos históricos ajenos a los nuestros, son, con todo, claves para interpretar la historia a la luz del designio de Dios.
• Este designio no es de males, desgracias y aflicciones, sino de unidad, fraternidad y paz. Estas palabras proféticas del tiempo de Adviento nos invitan a hacernos cargo de la realidad con una mirada de esperanza.
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Reflexión: Julián Riquelme
• Contexto - Galilea, año 30: La mayoría de las personas en Israel “estaban fatigadas y abatidas, como ovejas que no tienen pastor” (Mt 9,36). - Antioquía (Siria), año 80: Hay que cultivar una esperanza activa que anime a ser optimistas, porque tras el mal tiempo, viene el bueno, y, tras una desgracia, suele acontecer un evento alegre.
• Sentido El Evangelio enseña que "La esperanza activa une humanización y evangelización”. El texto se puede profundizar a partir de tres palabras:
• Compasión (9,36-38). El Nazareno recorre los pueblos, anuncia la Buena Noticia y sana las enfermedades. Además, Jesús siente “compasión”, es decir, indignación divina, porque la gente de su época es orientada en forma incorrecta por los fariseos y los maestros de la Ley. Ellos no mostraban el verdadero rostro de Dios Padre a los sencillos. Reflexión: ¿Cómo puedo yo testimoniar que el Reinado de Dios ya está actuando?
• Humanizar (10,1). Cristo elige a los Doce y les da autoridad para humanizar. Los “Doce” son figura de todas las comunidades de discípulos, de la Iglesia entera de ayer, de hoy y del porvenir. Nosotros también somos elegidos por el Señor como corresponsables de la causa del Reinado de Dios. Moraleja: La insistencia de los Evangelios en unir evangelización y humanización individual (“sanar”...) y social (“ovejas que no tienen pastor”…) obliga a un profundo análisis de nuestros métodos de evangelización, desencarnados e idealizados.
• Consignas (10,5-8). El Señor indica algunas consignas para la misión. Cristo dijo inicialmente a sus discípulos: “Vayan a las ovejas perdidas del pueblo de Israel”, porque quiso invitar primero a los judíos al Evangelio. Se ve que el Señor Jesús apreciaba a los “paganos”, pues reconoce que Dios los conduce (Mt 8,10), los llama a la fe (Lc 13,29) y, después de su resurrección, envía a los suyos a “hacer que todos los pueblos sean mis discípulos” (Mt 28,19). En su vida terrena al Nazareno le costó dar este paso. Lo central es: “proclamen que el Reinado de Dios está cerca”. Mensaje: Hoy somos enviados por Jesús a anunciar su Buena Noticia con gestos de salvación y con sencillez de vida; no olvidemos que nuestra vida de cristianos es el único Evangelio que mucha gente leerá.
Domingo II de Adviento (aquí)
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