ADVIENTO III: EVANGELIOS

Diciembre 18: «La Virgen concebirá y dará a luz un hijo»


Evangelio de San Mateo 1,18-24

• Esperar a una criatura que está gestándose en el vientre materno es abrirse a una novedad que irrumpe en nuestra vida: vivencia particularmente significativa para la mamá y el papá. En el caso de María y José, esta novedad superó toda expectativa.

• El Evangelista, inspirado, relata el sueño de José, para indicar que hay allí un misterio que sobrepasa toda imaginación: «José, hijo de David, no temas acoger a María, tu esposa, porque lo que ha sido engendrado en ella proviene del Espíritu Santo».

• Esta es una afirmación audaz, algo así como involucrar a Dios en ritos de fecundidad, que fue una de las desviaciones idolátricas de los antiguos israelitas, por influjo del culto a Baal y de los rituales de fecundidad cananeos.

• Esta novedad es de tal magnitud que se extiende a toda la humanidad. «María dará a luz un hijo a quien llamarás Jesús, porque salvará a su pueblo de sus pecados».

• «Yeshúa», que significa «Yahveh salva». Será llamado también: «Emmanuel», es decir, «Dios-con-nosotros», conforme a la profecía de Isaías. Dos nombre que designan quién es esa criatura y cuál es su misión.

• La paternidad de José y la maternidad de María no fueron solo vivencias suyas, son también símbolo de nuestra espera: ser padres y madres de Dios que viene a habitar entre nosotros. Es la irrupción de la novedad de Dios en nuestra humanidad.

• «Les aseguro –dijo Jesús– quien no reciba el Reino de Dios como un niño, no entrará en él». A Él sus padres, María y José, lo acogieron como un niño.

 

Lectura: Jeremías 23,5-8

• Estos versículos forman parte de un oráculo sobre los malos pastores que han descarriado al pueblo, reyes y sacerdotes, y sobre Yahveh y los buenos pastores (vv. 1-8).

• Comienza con un «¡Ay!» entre lamento y amenaza: «¡Ay de los pastores que dispersan y extravían las ovejas de mi rebaño! –oráculo del Señor–». Sigue con una promesa: «Yo mismo reuniré el resto de mis ovejas en todos los países... Les daré pastores que las pastoreen: no temerán ni se espantarán ni se perderán –oráculo del Señor–».

• Los versículos de la lectura de este día anuncian a un rey-pastor, descendiente de David, que cuidará las ovejas, las cuales retornarán del exilio. Anuncian también ese retorno como una peregrinación a la tierra prometida, más gloriosa aún que el éxodo de Egipto.

• Este pasaje y otros del propio Jeremías y de Ezequiel son el antecedente de las parábolas y alegorías de Jesús sobre el buen pastor.

 

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Reflexión: Julián Riquelme

• Contexto - Palestina, año 1: Al parecer, José era de la descendencia de David: “Hijo de David” (Mt 1,20ª). - Antioquía Siria, año 80: Mateo escribe a una comunidad formada por cristianos de origen judío, para decirles que Jesús, muerto vergonzosamente en la cruz, ha resucitado, y es el Mesías, algo muy difícil de aceptar por el judaísmo de la época (1 Co 1,23).

• Sentido El Evangelio relata el “Anuncio del nacimiento de Jesús a José", por parte del Ángel del Señor. Su género literario es uno de los "relatos de la infancia de hombres famosos". Éstos consistían en una descripción sobre la infancia y la adolescencia de un personaje, que llegó a ser célebre en su vida adulta –Moisés, Sansón, Samuel, el Bautista, Jesús–. La finalidad de estas narraciones era mostrar una síntesis o resumen de toda la vida del personaje. Los subrayados teológicos indicados por el evangelista son los siguientes:

• Historicidad mesiánica (1,18b-19). “Comprometida”: Era costumbre entre los judíos distinguir entre el "desposorio" (“quidushín”) y el "casamiento" (“nissuín”): Manteniendo la espiritualidad de la Alianza, el "desposorio" es un contrato serio y firme de promesa de matrimonio; y el "casamiento" es la ceremonia de boda, en la que al final se conduce a la novia a la misma casa del novio. Conflicto o duda por acontecimiento inédito: José sabe que María espera un hijo, y sabe también que es obra del Espíritu Santo, pero no quiere entrar en conflicto con Dios. No quiere apropiarse de un hijo que no es suyo. Entiende que él ha elegido a María como su esposa, y Dios también la ha elegido, y no puede competir con Dios. Entonces decide repudiarla, es decir, darle el divorcio y dejarla libre, para que Dios siga con la obra que ha empezado. Lección: Al proteger a las personas más cercanas, a veces podemos olvidar el servicio a todos los seres humanos.

• Sueño o teofanía (1,20-23). El “Ángel” es un personaje típico de la Resurrección de Cristo. A través del sueño, José recibe una revelación del Dios de la Vida. (Algo similar a su tocayo del AT, cfr. Gn 37,5). En este caso, el ángel no le avisa a José que el hijo que María espera es del Espíritu Santo. Eso él ya lo sabe. Lo que le pide es que no se marche, que no la deje, porque, si bien Dios la ha elegido a ella, también lo ha elegido a él. Finalidad: Para que José realice la función de padre, indispensable para la vida del niño. Por eso, el texto dice: “No temas en recibir a María, tu esposa, porque (si bien) lo que ha sido engendrado en ella proviene del Espíritu Santo, ella dará a luz un hijo, a quien pondrás el nombre de Jesús” (vv. 20-21: griego “gar” y “de”). Este hijo es el Mesías prometido desde antiguo al pueblo de Abraham, que libera de las desorientaciones personales y sociales, pues son contrarias a la Nueva Alianza. A propósito del nombre de “Jesús”, el Evangelista comenta que se cumple así la profecía de Isaías al rey Ajaz: Dios regala a su Pueblo un Niño, que transforma a las personas desde sus corazones, porque, a través de Él, Dios estará para siempre con nosotros (cfr. Is 7,10-14; Mt 28,20). Moraleja: El Dios de Amor ya está con nosotros, desde nuestro interior.

• Obediencia o colaboración (1,24). José colabora con la misión de Cristo en el mundo, aceptando a María como esposa, y asumiendo a Jesús como su hijo, insertándolo así en el linaje de David, que lo acredita como Mesías. Mensaje: También nosotros somos convocados a ayudar a que Jesús esté presente en nuestros ambientes.

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