TESORO DE LAS RELIGIONES

Plegaria al supremo hacedor Viracocha
por María Luisa Ulloa

Causa del ser, Viracocha,
Dios siempre presente,
Juez que en todo está,
Dios que gobierna y provee,
Que crea con sólo decir:
‘’Sea hombre, sea mujer’’,
Que viva libre y en paz
El ser que pusiste
Y criaste.

 

¿Dónde estás? ¿Afuera
O adentro, en la nube
O en la sombra?
Óyeme, contéstame.

Haz que viva muchos días,
Hasta la edad en que deba
Encanecer.
Entonces, levántame;
Tómame en tus brazos;
Y si me canso, auxíliame
Dondequiera estés,
Padre Viracocha.

 

 

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Hace diez años, a unos 200 kms. al norte de Lima, Perú, Jonathan Haas, del Museo Field de Chicago, y su esposa Winifred Creamer, de la Universidad del Norte de Illinois, encontraron lo que podría ser la más antigua imagen religiosa identificable en América. Grabado en un fragmento de vasija que data del año 2250 aC, hay una imagen de la mayor deidad de las culturas andinas, Viracocha, organizador supremo del mundo.

El supremo hacedor Huiracocha –Apu Con Tiki Huiracohca– mora en todas partes y adopta formas diversas. Él es quién ha creado: la tierra, el hombre, el sol, la luna, las estrellas, los animales, las plantas… Él transformó el mundo de tinieblas en un mundo de luz. Fue Huiracocha o Wiracocha, inicialmente Dios de Tiahuanaco y posteriormente lo fue de los quechuas y de todo el Tahuantinsuyo (Antonio Guevara, Historia del Perú)

Los jaillis –poemas sagrados– en torno a Viracocha ofrecen imágenes de exultante belleza para expresar lo sagrado y condensar las cosmogonías incas. Viracocha es el gran hacedor de todo lo existente, dios inmanente y omnipresente que congrega a las demás deidades, fuente de la vida, creador de los hombres. Estos poemas religiosos invocan al supremo Viracocha para mantenga la vida y para ahondar en los misterios profundos de la existencia.

Describen también de tres hechos fundamentales del hombre andino: la religión, el devenir histórico y la invocación a la naturaleza. Se construían en forma de versos dialogados, que eran entonados por grandes coros divididos en grupos de hombres y mujeres.

Gracias a Cristóbal de Molina, (Baeza, España 1529-Cuzco, Peru, 1585), párroco de Nuestra Señora de los Remedios, del hospital de los naturales en Cuzco, conocemos este himno.

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Mayo 2013