CUARESMA: SEMANA I

Miércoles: «El Hijo del hombre será una signo»


Evangelio de San Lucas 11,29-32

• El reclamo de la gente a Jesús por una señal se encuentra en Marcos, Mateo y Lucas. En Marcos, Jesús se niega rotundamente a darla. En Mateo, menciona la señal de Jonás por lo portentoso y legendario: el profeta tragado por el pez y arrojado vivo en la playa.

• En Lucas, el signo de Jonás tiene el sentido original de la leyenda, compuesta para enseñar a los judíos que regresaron del exilio a abrir mente y corazón a los demás pueblos.

• Lo mismo la reina del sur que escuchó la sabiduría de Salomón. Ella, Jonás, los ninivitas son personajes legendarios que muestran cómo los designios de Dios comprenden a los demás pueblos, no solo al pueblo judío.

• Jesús se presenta ahora, él mismo y su mensaje del Reinado de Dios, como señal por acoger a justos y pecadores: «Aquí hay alguien mayor que Salomón» «Aquí hay alguien mayor que Jonás».

• A quienes le piden señales espectaculares, Jesús les dice: «Esa señal es escuchar mi mensaje, aceptarme a mí, aceptar a otras personas, salir de tu gueto».

 

Lectura: Jonás 3,1-10

• El Libro de Jonás es un cuento simpático que narra con ironía la leyenda de Jonás, a quien Luis Alonso Schökel apellida como el «Antiprofeta». Este personaje es llamado por Dios para predicar la conversión a los habitantes de Nínive, gran ciudad del Imperio Asirio que conquistó a los israelitas.

• ¿Cómo? – se dice para sus adentros Jonás – ¿Predicar a los enemigos de mi pueblo? Trata de huir de Dios. Le sobreviene la tragedia de ser devorado por un monstruo marino. Pero es devuelto a la vida y finalmente predica en Nínive. El rey y toda la gente hacen penitencia y se convierten al Señor.

• ¿Cómo reacciona Jonás? En vez de alegrarse del éxito de su misión, le entra la melancolía y la pesadumbre, diríamos hoy, le gana la depre.

• Ese es el significado del cuento: Dios, contra las expectativas de su profeta, se compadece de los ninivitas. En la tradición evangélica, el signo de Jonás es doble. Lo fundamental: Dios acoge en su misericordia a los pecadores, y eso es lo que hace Jesús. Lo anecdótico: Jonás, que es arrojado vivo del vientre del cetáceo en la playa, es símbolo de Jesús que resucita de entre los muertos.

• El libro de Jonás no es de la época del esplendor de Nínive en el siglo VIII aC, se sitúa hacia el siglo IV aC, en la época postexílica de la restauración de la religión judía, que tuvo la tendencia a encerrarse en un gueto hasta los tiempos de Jesús.

 

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Reflexión: Julián Riquelme

• Contexto - Palestina, año 30: La multitud, influenciada por los fariseos y escribas, pide a Jesús que les haga ver un signo que pruebe su mesianidad. - Grecia, año 80: El principal signo que los discípulos han de testimoniar es la muerte de Jesús, pero interpretado desde la fe en la resurrección.

• Reflexión El Evangelio contiene “El signo de Jonás y la Reina de Saba”. En el texto se pueden distinguir tres partes:

• Petición (11,29ª). La gente se apiña alrededor de Jesús, pero está influenciada por los escribas y fariseos: buscan que el Nazareno se haga reconocer como Mesías por signos más espectaculares; esto supone que ellos no creen en las señales y en los milagros que estaba haciendo; miran lo que el Nazareno dice y hace como faltos de respaldo divino: no creen en un Dios encarnado (Lc 4,9-12). Lección: En la vida y en el ministerio de Jesús se pueden discernir los caracteres definitivos del proyecto de amor y misericordia de Dios para los seres humanos.

• Respuesta (11,29b-30). El Nazareno rechaza de plano la petición de los israelitas de entonces. Son pasivos ante el influjo de sus jefes, al aceptar la doctrina de ellos (7,31-32); así el pueblo se ha transformado en “generación malvada”, es decir, en enemiga de Dios (6,45b). “No le será dado otro signo que el de Jonás”: Dios mismo no les dará la señal; este signo la dará el sentido de la relación entre el encierro del profeta Jonás en el vientre de la ballena (Jon 2,1) y el hundimiento de Jesús en la muerte a la que sigue su resurrección. Moraleja: “Esta generación” es doblemente culpable; no ha comprendido el sentido del amor y la misericordia de Dios Padre por todos, contenido en el signo de Jonás y en el signo de la entrega de Cristo Jesús.

• Cambios (11,31-32). Privados de los signos que piden, los judíos no cambian: siguen en su actitud cerrada al mesianismo del Nazareno. El Antiguo Testamento da cuenta de que la reina del Sur, siendo extranjera y pagana, vino a escuchar la sabiduría de Salomón (1 Re 10,1ss); además, narra que Nínive, siendo una ciudad pagana, hizo caso a la predicación del profeta Jonás y se arrepintió (Jon 3,5-10). Los israelitas del tiempo de Jesús están ciegos, porque “aquí hay Alguien que es más que Salomón” y “aquí hay Alguien que es más que Jonás”: Jesús es el Mesías, y, por tanto, es un rey mucho más sabio que Salomón (cf. Mt 2,1-12: 12,6) y un profeta muy superior a Jonás. A quienes no buscan una fraternidad universal les cuesta descubrir el mesianismo de Jesús, porque se presenta con sencillez de vida y optando por la muerte de cruz. Mensaje: Quienes están encerrados en el individualismo o en un nacionalismo y no aceptan a los extranjeros, no pueden soportar que Jesús sea el Mesías del Dios vivo.

Cuaresma I: Jueves (aquí)