CUARESMA: SEMANA I

Jueves: «Traten a los demás como quieren que los demás los traten»


Evangelio de San Mateo 7,7-12

• De la «regla de oro», así se la conoce, dan cuenta muchas religiones. Es una norma civilizatoria contra la espiral de la violencia: si te tratan mal, no te desquites; si te hieren, no cobres venganza.

• Esta norma parece de sentido común y lo es. Cumplirla a cabalidad solucionaría muchos conflictos. Pero se interpreta en sentido contrario: ante agravios, despojos, delitos, crímenes, la reacción espontánea son desquites y represalias crueles.

• Eso exactamente es lo que viene ocurriendo en México desde hace varias décadas entre carteles del narcotráfico, la extorsión y otros crímenes acendrados como los feminicidios. Estas desgracias no ceden, hasta se han acentuado últimamente.

• Además de la responsabilidad de las autoridades del Estado de perseguir y castigar estos crímenes, lo cual no está ocurriendo, y de garantizar la tranquilidad y la paz de la población, lo cual tampoco ocurre, se necesita otro tipo actitudes y de acciones.

• ¿Cómo vencer este impulso desbocado? La regla de oro viene precedida de una invitación apremiante: pedir, buscar, llamar a fin de recibir, encontrar, tener la puerta abierta.

• ¿A quién hemos de pedir, qué hemos de encontrar, a qué puerta llamar? A Dios, su don que sobrepasa todo esfuerzo humano, que Él nos abra la puerta del bien.

• El Padre del cielo da siempre cosas buenas a quienes se las piden. De esas cosas buenas, la más excelente es amar: amarse a sí mismo, amar al prójimo, amarlo a él.

• ¿Cómo quieres que te traten? ¿con amor? Trata así a los demás. Mira lo que esto implica en el Evangelio de mañana. Haz la prueba a ver si puedes hacer eso con tus solas fuerzas, o si necesitas que Dios te ayude.

 

Lectura: Libro de Ester 4,1.3-5.12-14

• El libro de Ester es otra narración ficticia, escrita hacia los años 200-180 aC, si bien la trama se sitúa en tiempos del Imperio Persa en los siglos VI y V aC. Los personajes centrales son dos judíos que viven en el exilio: Mardoqueo y Ester.

• Mardoqueo, padre adoptivo de Ester, representa a los judíos fieles a su religión, valiente, tenaz, inteligente, capaz de salir en defensa de su pueblo y su religión con sagacidad.

• Ester es una hermosa judía que se convierte en reina de Persia y Media cuando el rey Asuero la escoge entre otras doncellas para reemplazar a la repudiada reina Vasti. Ester será la heroína de la liberación de los judíos amenazados de muerte.

• Ella se despoja de sus atuendos reales, se viste de luto y hace penitencia, ora ante Dios para pedir la salvación de su gente. Luego se viste con esplendor para seducir con su belleza al rey Asuero y conseguir la liberación de los judíos. Ester y Judit son las dos grandes heroínas de las leyendas judías postexílicas.

 

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Reflexión: Julián Riquelme

• Contexto - Palestina, año 30: En el Sermón de la montaña Jesús ya ha enseñado a orar de manera muy profunda y amplia (Mt 6,5-13), y ahora invita a que se le pidan cosas concretas al Padre. - Antioquía (Siria), año 80: Nuestras peticiones a Dios han de estar bañadas de plena confianza, pues Él tiene un amor infinito hacia nosotros; prueba de ello es que Él envió a su Hijo Jesús antes de que nosotros se lo hubiésemos pedido.

• Reflexión El Evangelio contiene una “Exhortación a la oración de petición”. En el texto se pueden distinguir tres partes:

• Exhortación (7,7-8). La oración de petición es una oración que expresa nuestra disconformidad con la realidad que vivimos. A través de ella manifestamos nuestras auténticas necesidades. Ella sirve para madurar nuestras aspiraciones. Si dejamos de orar y de creer cuando nuestras peticiones no son atendidas, probablemente quiere decir que hemos estado suplicando al Señor, en el fluir de la existencia, que cubra nuestros egoísmos e individualismos, en ocasiones infantiles. Lección: Nuestra vida debe ser una oración continua y confiada, dominada por la voluntad del Padre que está en el Cielo y el deseo de que venga su Reinado en las realidades concretas de nuestro “ahora”.

• Ejemplos (7,9-11). A través de ejemplos Jesús invita a profundizar en la experiencia de la oración. El orar cristiano debe estar abierto a tener los mismos sentimientos de Dios. Orar es buscar que el mismo Dios oriente nuestra vida, nuestras ideas y nuestros compromisos. Moraleja: En la oración debemos firmarle un cheque en blanco a Dios, seguro de que la cantidad – negativa opositiva – que Él ponga es precisamente la justa, porque Dios es verdaderamente Padre.

• Regla de oro (7,12). La tradición rabínica conocía una formulación análoga, pero en forma negativa: “...lo que es odioso, no lo hagas a tu prójimo; aquí está toda la Torá; el resto no es más que explicación; camina y apréndelo” (Sabbat 31a). Jesús realiza el paso a la forma positiva y no hace alusión a recibir una recompensa: con ello inicia la revolución del amor evangélico. Esto quiere decir que el discípulo hace de sus deseos justos la regla de su comportamiento respecto del prójimo. Por tanto, el criterio de la acción de los seguidores de Jesús está en cada uno de ellos, en su conciencia, iluminada por las justas aspiraciones de vida de sus culturas y por la Palabra de Dios. Mensaje: En las comunidades cristianas se hace necesaria la formación de la consciencia de sus integrantes.

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