CUARESMA: SEMANA I

Lunes: «Vengan, benditos de mi Padre, tomen posesión del Reino»


Evangelio de San Mateo 25,31-46

• Al comienzo de la Cuaresma se presenta la parábola alegórica del juicio a las naciones. Es la última enseñanza de Jesús en el Evangelio de Mateo, en ella se descifra el sentido de la vida y de la historia.

• El Hijo del hombre es un Rey-Pastor al revés: se despoja de su divinidad, se vacía de sí, se hace esclavo, se humilla, se hace obediente, muere en la cruz, dice un himno muy antiguo (Flp 2, 6-8). El Rey-Pastor se despoja de su divinidad al hacerse humano, y es despojado de su humanidad en la cruz.

• El Rey-Pastor no solo es despojado de su humanidad en la cruz: él se despoja de ella también al identificarse con quienes son despojados de su humanidad: gente hambrienta, sedienta, emigrante, desnuda, enferma, encarcelada.

• La antigua tradición del catecismo acerca de las obras de misericordia refleja la descripción de los actos de amor al prójimo en el relato del juicio final de san Mateo. Estas obras son de dos clases: corporales y espirituales.

• Siete corporales: dar de comer al hambriento, dar de beber al sediento, vestir al desnudo, visitar a los enfermos, dar posada al peregrino, redimir al cautivo, enterrar a los muertos. Y siete espirituales: enseñar al que no sabe, dar buen consejo al que lo ha menester, corregir al que yerra, consolar al triste, perdonar las injurias, sufrir con paciencia las flaquezas del prójimo, rogar a Dios por vivos y difuntos.

• La parábola nos muestra no solo cuál es el sentido de la vida y de la historia. Nos enseña también quién es Dios, qué quiere Dios, cómo está Dios inmerso en nuestra vida y nuestra historia, dónde encontramos a Dios. «Es verdad: Tú eres el Dios escondido, el Salvador» – dice un cántico de Isaías (45, 15).

• ¿No sería esta una lectura bien situada de la parábola? Fui asesinada y luchaste contra los feminicidios; me desaparecieron y exigiste que me identificaran; nos masacraron y denunciaste a quienes nos desprotegieron; nos extorsionaron y reivindicaste nuestros derechos; fuimos emigrantes y repatriados y te solidarizaste con nosotros; vivimos en un país en el que se mata, se roba, se miente y te comprometiste a cambiar a este país…

 

Lectura: Levítico 19,1-2.11-18

• «Sean santos porque Yo el Señor, su Dios, soy santo». Así comienza una lista de preceptos, cuyo cumplimiento hace presente la santidad de Dios en la propia vida. Algunos de estos preceptos se refieren a Dios mismo y al culto religioso.

• La mayoría, sin embargo, tienen como propósito la conducta en relación con el prójimo. Ser santo como Dios es santo implica comportarte como hermano y hermana con quien es tu hermano y tu hermana, conducirte humanamente con quienes compartes una misma humanidad.

 

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Refeflexión: Julián Riquelme

• Contexto - Palestina, año 30: Después de la “purificación del templo”, los sacerdotes protestan en forma airada… - Antioquía (Siria), año 80: El Reinado de Dios es presidido por el Mesías, que está resucitado. Esto exige de los discípulos servir ahora a las personas sin derechos ni protección, en prisión y con hambre.

• Sentido Se ofrece una descripción profético apocalíptica sobre "La Venida del Hijo del hombre y el Juicio definitivo", que ya está ocurriendo “ahora”, en el ámbito del sentido de la vida de los seres humanos. La escena tiene como centro al Mesías, y en ella se destacan estos tres elementos:

• Admiración (34-40). El Hijo del hombre invita a participar en el Reinado definitivo de Dios, a quienes lo sirven en sus hermanos, es decir, a los justos. Éstos se extrañan, pues no saben que Él realiza un acto soberano de identificación con quienes son tenidos en nada por los seres humanos. Lección: El símbolo del "Juicio definitivo" describe un levantamiento de actas de lo que practicamos ahora en diario vivir; su materia es el amor.

• Frustración (41-46). Los injustos son personas que no practican la misericordia, ni el amor ni la justicia en relación con sus semejantes: frustran el sentido de sus vidas. Moraleja: Para Cristo, abstenerse de servir es tan grave como el crimen mismo: la complicidad en lo incorrecto daña también a nuestros prójimos, porque los procesos históricos no tienen espectadores, sino solo actores.

• Enseñanza Lo importante no es tanto dar limosnas ni tener pobres "propios", sino más bien descubrir las causas de la desigualdad, la exclusión y la injusticia; y cooperar en la superación de ellas. Mensaje: Varias personas de buena voluntad, sin tener nuestra fe, realizan este servicio al Resucitado, y con mayor razón debiéramos practicarlo quienes seguimos a Jesús.

Cuaresma I: Martes (aquí)