Lecturas: II Crónicas 36,14-16.19-23 /Salmo 136,1-6 / Efesios 2, 4-10 / Juan 3,14-21
Botón homilético – Francisco Quijano
• Una serpiente enredada en un asta. Moisés la usó como amuleto. Es símbolo de Asclepio, dios de la medicina. Los judíos del siglo viii aC la adoraban. Es un símbolo con aura divina en varias religiones.
• Jesús usa este símbolo para anunciar veladamente su elevación en cruz. «Como Moisés levantó a la serpiente en el desierto, así tiene que ser levantado el Hijo del hombre»
• Sobre un asta con travesaño pende otro símbolo de salvación: «El Hijo del Hombre, para que quien crea en él tenga vida eterna».
• El amuleto de la salud: una serpiente erguida en una vara. El amuleto de la salvación humana: un desecho de hombre erguido en una cruz.
• No son poderes humanos, obras portentosas, éxitos increíbles, recursos abundantes, inventos ingeniosos, organizaciones eficientes… el amuleto que propicia el bien y aleja el mal de nuestra humanidad.
• Esa es la paradoja de la fe: uno que es entregado a la humanidad para que nosotros hagamos de él una piltrafa de hombre: «Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo Único, para que quien crea en él no muera».
• El amor del Padre, amor poderoso que creó todas las cosas, es un amor frágil, vulnerable, ultrajado, sometido a la muerte. En eso consiste su eficacia: «Dios no envió a su Hijo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él».
• Pablo contempla este misterio: «Dios, rico en misericordia, por el gran amor que nos tuvo, estando nosotros muertos por nuestros pecados, nos hizo revivir con Cristo, nos resucitó y nos sentó en el cielo».
• ¿Cómo ha sucedido esto? «Ustedes han sido salvados gratuitamente... han sido salvados por la fe, no por mérito propio, sino por la gracia de Dios» – continúa Pablo.
• El misterio de la recreación de nuestra humanidad es obra del amor frágil, vulnerable, ultrajado de Dios, que hacemos nuestro mediante la fe en su Hijo crucificado: «Quien cree en él no es juzgado».
• William Butterfield (814-1900): Moisés y la serpiente – Mural con azulejos de la Iglesia de Todos los Santos en Londres
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Claves para la homilía – Julián Riquelme
• Contexto - Palestina, año 30: Jesús llama a Dios “abba” = “Padre” (Fuente Q: Mt 6,7-13; Lc 11,2b-4). - Jerusalén, año 100: Dios, por Amor, ofrece la vida plena a todos en Jesús. El ser humano tiene que optar entre el sentido de la existencia y la frustración.
• Sentido En la "Entrevista de Jesús con Nicodemo, miembro del Sanedrín", se pueden distinguir los siguientes puntos:
• Esperanza (3,14-15). Jesús es signo de esperanza: “Ser levantado en alto” indica una señal visible, destinada a ser vista y mirada, ser la localización de una fuerza salvadora. Cristo “levantado en alto” es la presencia salvadora de Dios, el lugar de donde mana la Vida Divina en la Nueva Pascua. Lección: Dios quiere la libertad de todos; esta es gran noticia, que puede recibir todo ser humano.
• Amor (3,17-18). Amor de Dios y responsabilidad humana: Dios toma la iniciativa insertando su presencia gratuita en la historia; por amor está Cristo, su Hijo, en el mundo. Dios Padre quiere que los seres humanos logren un crecimiento insospechado; a ellos les toca responder a la nobleza del amor divino. Moraleja: Nuestra vida debería ser un espejo, que, en todo momento, reflejara el Amor de Dios, al interior de nuestra sociedad.
• Práctica (3,19-21). Respetar la vida humana es anterior a la adhesión a Cristo Jesús: La “luz” significa “libertad”; las “tinieblas” equivalen a las “esclavitudes”; y las “obras malas” son lo mismo que practicar la “injusticia”. Mensaje: Ser cristiano exige unir siempre amor y justicia para humanizar más nuestro mundo.
Cuaresma Semana IV – Lunes (aquí)
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